Las temperaturas subieron ayer casi siete grados en la provincia y se situaron en uno de sus valores más altos del año, con registros cercanos al umbral del alarma en algunos puntos del interior y del litoral. Según informó la Agencia Estatal de Meteorología, los termómetros marcaron una máxima de 35,3 en el Aeropuerto de Málaga, donde la mínima no bajó de los 23,8. El calor se vio espoleado por el terral, aunque afortunadamente no se trata de la antesala de un fin de semana extremo, sino de una intensificación puntual apenas contenida por el viento de levante, aclaran los especialistas.

De acuerdo con Meteorología, las temperaturas descenderán hoy entre cinco o seis grados y volverán a subir a partir del sábado, si bien de manera más moderada que durante el mediodía de ayer, sofocante y, por momentos, en el límite de la voz de alarma. Las previsiones aluden a una máxima cercana a los treinta grados, bastante más baja que durante el primer día de terral, que, no obstante, encontró su valor más bajo en Ronda, donde se disfrutó de una mínima de 15 grados. Fuentes de la Consejería de Salud informaron de que, a pesar de la virulencia del sol, no fue necesario activar el nivel de alerta, que en Málaga sitúa su primer escalón en la persistencia de una máxima de 36 grados y una mínima de 23.

La predicción meteorológica anuncia para hoy un descenso de las temperaturas en casi toda la provincia, a excepción del interior, donde se localizará un ascenso liviano. La máxima será de 28 grados y la mínima rozará los 22. En la mar, los vientos soplarán flojos y de componente Oeste, si bien no se descartan intervalos con brisas.

Pero que el calor no sea una amenaza para la salud no significa que se conjuren sus molestias, presentes en el músculo cotidiano de la provincia durante toda la jornada de ayer. En Antequera, incluso, se piensa en su influencia en el tejido comercial, que ya ha empezado a reclamar soluciones para evitar pérdidas. La más demandada, la colocación de toldos en la arteria Duranes, una de las mayores concentraciones de establecimientos de la ciudad. El objetivo es no convertir el horario comercial en deporte de riesgo y aumentar la competitividad frente a las grandes superficies, que gozan de las ventajas del aire acondicionado.

A pesar de que la canícula aún no ha llegado, los expertos recomiendan la ingesta reiterada de líquidos, especialmente entre la población de edad avanzada y las personas que consumen fármacos con efectos diuréticos. Además, insisten en la necesidad de evitar la exposición desmesurada al sol en horarios vespertinos y a partir del mediodía, así como la protección solar en las zonas de baño. Lo más duro está aún por llegar.