El 15% de las personas diabéticas acabará desarrollando alguna úlcera a lo largo de su vida en el pie. De éstos, a su vez la mitad sufrirá alguna imputación, ya sea menor, de algún dedo, o mayor, por debajo de la rodilla. Esto se produce a causa de lo que se denomina pie diabético, una patología que surge a partir de los diez años de que el paciente debuta en diabetes, indica Rocío Merino, que es especialista en Angiología y Cirugía Vascular del Hospital Clínico, podóloga y la coordinadora de la VI Reunión Nacional de la Sección Pie Diabético que se ha celebrado en el Colegio de Médicos de Málaga.

A partir de los diez años de la enfermedad, si no se realiza un buen control metabólico, la diabetes causa una lesión en los nervios (neuropatía) que provoca ausencia de sensibilidad en los pies tanto al dolor como al calor. Primero suelen aparecer deformidades, luego callos y al ser una zona de mucha presión ese callo acaba produciendo herida. «Como no se da cuenta de que tiene esa herida porque no tiene esa sensación se infecta y esa infección puede llegar a planos profundos y que sea irreversible», relata la experta. Además, puede existir una afectación vascular, es decir, una obstrucción de las arterias de la pierna. La falta de riego incide además en la no cicatrización de las heridas.

El riesgo de amputación de un paciente mayor de 65 años diabético es doce veces mayor que el de un paciente de la misma edad no diabético. El problema que es más que serio puede tener una fácil y sencilla solución, siguiendo una serie de consejos básicos.

Cómo evitarlo y prevenirlo

«No existe concienciación entre los propios pacientes», determina Rocío Merino. Y es que en muchas ocasiones, como la diabetes es una enfermedad silente y que no duele, no se le presta la atención necesaria y un control adecuado es fundamental para prevenir ésta y otras consecuencias.

Concretamente, para evitar las amputaciones es necesario informar a los pacientes de esta patología que puede aparecer a los diez años, así como facilitarles una serie de recomendaciones.

Como estos enfermos tienen problemas de visión también a causa de la diabetes un «truco» es utilizar calcetines claros para detectar manchas de sangre ante posibles heridas. Nunca deben andar descalzos ni caminar sin calcetines y deben emplear zapatos anchos y cómodos que no aprieten el pie. La vigilancia y exploración de éstos cada día en busca de lesiones (callos, uñas), lavar los pies a diario e hidratarlos después del baño, son sencillos consejos y pautas que deben incorporar a su vida cotidiana y que evitarán a la larga las amputaciones. Bien es cierto que se ha avanzado en los últimos años, señala Merino, y que han disminuido las amputaciones mayores aumentando las menores.

Más de un centenar de profesionales médicos, endocrinos, enfermeros, podólogos, rehabilitadores, etc., se han dado cita en la sexta reunión anual del Pie Diabético de la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular. Se han abordado desde las afectaciones óseas, las unidades de Pie Diabético, el papel del rehabilitador y se ha presentado el nuevo consenso sobre el pie diabético (puesta en común de un protocolo de actuación), entre otros contenidos.