Los vecinos de La Corta no se ponen de acuerdo a la hora de datar el vertido de aguas fecales que recorre su barrio.

Por las fuentes consultadas, aparece y desaparece como el Guadiana desde hace más de una década y ya ha pasado un año desde que convive con los inquilinos de forma ininterrumpida.

El reguero sale de los bajos de un bloque en la calle Nilo, serpentea delante de la calle Ganímedes y tuerce a la izquierda para recorrer el Camino de la Corta y terminar en el arroyo de las Ángeles, que se ve enriquecido por esta dudosa aportación.

«Ese agua lleva ahí toda la vida, los 13 años que he estado en La Corta lo he estado viendo», cuenta Estefanía Corzo, una vecina. A su lado está Antonio Fernández, otro vecino que también destaca que los vertidos llevan acompañando al barrio «unos cuantos años».

Dos de los principales perjudicados por esta situación son los vecinos cuyas viviendas dan al Camino de la Corta. Es el caso de dos ancianos, Antonio Rodríguez y Dolores López, que están asomados al balcón y contemplan a diario este paisaje con mal olor. «Esto viene de una casa y llevamos así más de un año», precisa Antonio, mientras que Dolores comenta el peligro que le supone salir a la calle, «porque me puedo resbalar».

Por su parte Moise Mita, que les acompaña, cuenta cómo «este agua la tengo que quitar yo para que no huela, porque vienen mosquitos y molesta mucho, hay mucha peste».

Las viviendas de La Corta, que construyeron de forma temporal para albergar a perjudicados por las inundaciones de 1989, pertenecen a la Junta de Andalucía, aunque del mantenimiento se encarga el Ayuntamiento y en concreto el Instituto Municipal de la Vivienda.

El concejal del distrito de Bailén-Miraflores, Mario Cortés, confirmó a La Opinión la antigüedad de este vertido. «Se produce desde hace años, no sé cuántos pero va por temporadas, se ve que son atoros puntuales y luego está meses sin problema alguno».

El concejal cree que «no es un problema de la propia barriada, sino del uso que los vecinos hacen de las acometidas del saneamiento», al tiempo que añadió que del pasado verano «no hemos tenido aviso de este tipo».

Sin embargo, el concejal también subrayó que cuando se construyó la barriada, «no se hizo del todo bien, pues el saneamiento deberían haberlo hecho mucho más grande».

En este sentido, precisó que aunque el Ayuntamiento se encarga del mantenimiento, «este asunto excede el mantenimiento y hemos pedido a Epsa que lo arregle aunque no ha contestado».

Mario Cortés indicó que la solución consistiría en levantar el saneamiento «y poner una sección más ancha». A este respecto, comentó que Endesa ha hecho una estimación de la obra «y costaría unos 300.000 euros y desde luego, no es un asunto de mantenimiento levantar una barriada entera». «Una cosa es que nos encarguemos de la gestión de las viviendas y otra que la tengamos que arreglar como si fuera un barrio municipal», concluyó.

Por su parte, el delegado de Vivienda de la Junta de Andalucía, Enrique Benítez, declaró ayer a este periódico que en su última visita a La Corta, el 24 de diciembre, «no me plantearon esta reivindicación», no obstante, manifestó que «si hay que acometer algún tipo de obra lo estudiaremos y nos gustaría hacerlo en colaboración con el Ayuntamiento porque Emasa seguro que tendrá algo que decir ahí».