Cuando Diego (33 años) y Laura (27) decidieron casarse ambos trabajaban. Fue ella la que le sorprendió pidiéndole matrimonio después de actuar con su grupo de música en un bar y rodeados de amigos. Y Diego no se lo pensó dos veces. Llevaban dos años saliendo y la convivencia iba sobre ruedas.

La suya será una boda tradicional. Por la iglesia y con unos 300 invitados. «Fuimos en verano a pedir cita y nos sorprendió ver que ya había muchas reservas para 2014, incluso para 2015», recuerda Diego. Desde el principio se marcaron un presupuesto. Unos 25.000 euros para todo. Véase, celebración, extras, trajes y viaje. El sitio lo tenían claro: Salones del Mar, lugar que el novio conocía porque su empresa había celebrado allí las cuatro últimas cenas navideñas.

La boda corre de su cuenta y a sus padres, a los que reservan el papel de padrinos, sólo les piden que disfruten de ese día. Por eso, cuando Laura dejó de trabajar hace unos meses decidieron reajustar un poco el presupuesto, si bien tenían claro que sus planes no se iban a ver afectados. Afortunadamente, Diego tiene un trabajo estable y «muy mal se tendría que dar la cosa en los próximos meses para cambiarlos», pero porque la pareja cuenta con un pequeño colchón económico que les ha permitido organizar la boda a su gusto.

En otro punto de la costa, en una terraza que cada verano abre junto al Castillo Sohail de Fuengirola, se conocieron Esperanza (32) y Óscar (37). Fue un flechazo en toda regla, pero ella, que acababa de dar carpetazo a una relación y que tenía problemas en el trabajo a cuenta de la crisis, no quería complicaciones. Pero Óscar se lo curró y terminó conquistándola. Ahora comparten piso, trabajo y problemas de todo tipo, «porque los autónomos nos las vemos y deseamos para salir adelante», afirma Esperanza. Su futuro marido es un optimista nato. «Queríamos casarnos y nunca veíamos el momento, pero por motivos económicos», así que, después de posponerlo varias veces, Óscar la sorprendió el pasado agosto pidiéndole de rodillas en un bar que se casase con él. No hizo falta anillo. Ya se lo había regalado unos meses antes. La boda será por lo civil el próximo 14 de junio, con unos 120 invitados y a pie de playa, en Cortijo Laguna Chico, en Torre del Mar. Con suerte, les saldrá por unos 18.000 euros. Unos ahorrillos les permitirán, por fin, hacer realidad su sueño.