­Con previa aprobación por parte del Comité de Pactos en Barcelona, la margarita se ha deshojado por el lado de la continuidad. La foto del pleno de investidura de mañana en el Ayuntamiento de Málaga ha tomando forma y su composición se anunciará a lo largo del día de hoy. A la luz de los últimos acontecimientos a mil kilómetros de Málaga, Ciudadanos brindará su apoyo al ahora alcalde en funciones, Francisco de la Torre, para la constitución de un nuevo gobierno municipal de color azul. Así, el PP mantendrá la alcaldía más preciada de toda la provincia, pero tendrá que entender la vida sin el comodín de la mayoría absoluta. También, en Jaén, el PP puede contar con el apoyo de Ciudadanos para mantener la alcaldía, mientras que facilitará la gobernabilidad de Córdoba al PSOE.

Tras mandatos de dominio incuestionable, el veterano candidato popular ha tenido que emprender una suerte de viaje basado en la promesa de ciertas concesiones para acercar posturas con el líder de Ciudadanos en Málaga, Juan Cassá. De entrada, queda ya en el recuerdo de los papeles mojados la firma del decálogo naranja que exigía, entre otros puntos, la celebración de escrupulosas primarias en el seno interno de los populares como condición innegociable para iniciar la toma de contactos. Con el apoyo de investidura a De la Torre, ya sea a través del voto directo o la abstención, Ciudadanos hará su irrupción en la escena municipal retrocediendo de forma contundente en su pretensiones iniciales. Como punto de partida, los de naranja esperaban avanzar con paso firme y el horizonte puesto en la reducción de los cargos de confianza y se hablaba, concretamente, de prescindir del 90 por ciento de cargos puestos a dedo.

También con insistente repetición sobre la mesa de las exigencias, figuraba la necesidad de rebajar la carga salarial de los altos directivos y gerentes de las empresas municipales. De hecho, sin ir más lejos, el programa electoral de Ciudadanos reza textualmente «limitar los salarios del personal directivo al 90 por ciento del salario del alcalde y reducir los pluses y otras retribuciones para que, en su conjunto, no excedan el sueldo del alcalde». De acuerdo a fuentes consultadas por este periódico, las negociaciones ya habrían estado cerradas el día de ayer, a falta, de limar las últimas asperezas que permitan satisfacer mínimamente las exigencias impuestas por Ciudadanos al principio de las negociaciones.

Así, las últimas negociaciones a puerta cerrada han girado en torno a la posibilidad de reducir el número y las retribuciones salariales del personal de confianza designado, directamente, por el alcalde. Una vez confirmado que no se tocarán los emolumentos de los altos cargos, De la Torre sí estaría dispuesto a meter la tijera de los recortes entre directores de distritos, directores técnicos y asesores de alcaldía. Según quisieron dejar claro fuentes involucradas en la negociación, la idea sería emprender esta reducción en el organigrama municipal, prácticamente de forma inmediata.

Hablaba De la Torre de su deseo de coger a Cassá de la mano y introducir al novato a «conocer más en profundidad la realidad municipal». Al final, el líder de Ciudadanos en Málaga se ha dejado embaucar por la insistencia de un De la Torre, incapaz de pasar por el aro en la mayoría de propuestas iniciales de Ciudadanos. De esta manera, el esplendor regenerador con el que llegaron los de Albert Rivera, convencidos de ser la fuerza motriz del cambio en el Ayuntamiento de Málaga, llegará con un vigor ligeramente amansado.

De todas maneras, a sus 72 años, De la Torre se tendrá que enfrentar a un mandato complicado en el que no puede faltarle capacidad diplomática. Ciudadanos subrayó en numerosas ocasiones que la escenificación del respaldo, más allá de la investidura, no se traducirá en un apoyo constante a las propuestas del PP.

Por la mañana, una vez más, el Ayuntamiento sirvió como alfombra roja para las reuniones bilaterales. La candidata socialista, María Gámez, y la cabeza de lista de Málaga Ahora, Ysabel Torralbo, apelaron a la cercanía de sus propuestas. En todo caso, si quieren hacer fuerza conjuntamente, tendrá que ser en la oposición.