Dejar fumar a sus clientes en el interior de su restaurante durante los últimos 37 días podría costarle 145.000 euros a José Eugenio Arias. La Delegación Provincial de Salud remitió ayer al propietario del Asador Guadalmina esta sanción después de que fuera el primer hostelero en declararse contrario e infringir la Ley Antitabaco que entró en vigor el pasado 2 de enero y, por tanto, ayer fue el primero en ser multado.

«Estoy tranquilo. No me van a amedrentar con las denuncias. Son multas ilegales sin base jurídica. Por supuesto, no voy a pagarla. La recurriré», adelantó ayer Arias a este diario. Para presentar alegaciones, cuenta con un período de quince días de acuerdo con el expediente de Salud. Más adelante, estudia emprender acciones legales contra Sanidad.

La resolución, que ayer mismo le fue notificada al restaurador, le advierte del incumplimiento del apartado cuarto del artículo 35 de la Ley General de Sanidad. Esta normativa establece como sanción muy grave «el incumplimiento reiterado de los requerimientos específicos que formulen las autoridades sanitarias». En este caso, la conocida como Ley Antitabaco, que prohíbe fumar en los lugares públicos y de uso colectivo, entre otros espacios.

Intencionalidad manifiesta

A la hora de calcular la cuantía, Salud no sólo tiene en cuenta la infracción. La multa «se produce atendiendo al grado de intencionalidad, ya que el interesado en todo momento es consciente de la infracción que está cometiendo y en ningún momento manifiesta que va a deponer su actitud», detalló ayer la institución mediante un comunicado.

De hecho, la multa no es más que el primer paso del proceso sancionador. La delegación amenazó ayer al empresario con cerrar su local, suspender su actividad o exigir el pago de una fianza. Todo ello, en nombre de la salvaguarda de la salud pública.

Arias manifestó no temer a ninguna de las posibles medidas. «Voy a llegar hasta el final, hasta las últimas consecuencias», avanzó. El hostelero rebelde no descarta demandar al propio Ministerio de Sanidad y pleitear hasta el más alto tribunal europeo. «Nadie me va a cerrar el negocio», desafía.

Mientras tanto, viaja por los distintos establecimientos españoles para pedirles apoyo. Hasta ahora, asegura haber conseguido cerca de 100.000 firmas en contra de la Ley Antitabaco. En cuanto vuelva a Marbella, en marzo, se instalará en la puerta de la Delegación de Salud.

Un grupo de propietarios de locales aledaños al suyo han arremetido en los últimos días en contra de Arias. Piden dureza a las autoridades porque aseguran que sus negocios se han quedado sin clientes desde que el Asador Guadalmina permite fumar pese la normativa vigente.

El dueño del asador marbellí insumiso lamentó la actitud de sus colegas pero no piensa emprender medidas en su contra. Argumentó que en su restaurante, que emplea a 16 personas, nunca faltaron comensales. Ni aumentan ni disminuyen. Su media se mantiene en 250 clientes diarios.