Marbella será el primer Ayuntamiento de España en implantar de manera transversal un plan para combatir la homofobia y la transfobia con el que se pretende erradicar determinadas conductas discriminatorias hacia el colectivo LGTBI, una herramienta que servirá para tomar el pulso a la Administración local y que se implementará en febrero de 2018, según destacó el asesor de Igualdad y Diversidad, Carlos Suffo.

El plan contempla dos fases. La primera arrancó el pasado 17 de mayo y permitirá llegar a un diagnóstico sobre la situación en cuanto a diversidad sexual y de género, y posibles discriminaciones hacia el colectivo LGTBI que se dan el Consistorio.

Para ello, habrá un período de recogida de información con agentes clave como responsables políticos, personal técnico, sindicatos o asociaciones, la cual ya ha comenzado y se prolongará hasta el mes de octubre.

La segunda fase será la de diseño del plan, que abarcará de noviembre a febrero, donde se determinarán las medidas concretas.

El plan está dirigido a profesionales del Ayuntamiento y pretende conocer qué tipo de conocimiento acerca de las personas LGTBI tiene el personal de la plantilla municipal «porque eso influye a la hora de trabajar tanto con las personas visibles como las no visibles porque si un ambiente es hostil y por miedo se mantienen dentro del armario, eso influye negativamente en la creatividad y productividad», apuntó el asesor de Diversidad. Además, hay determinadas conductas que afectan al ciudadano a la hora de acudir a la administración para realizar cualquier tipo de gestión o presentarse a ofertas de empleo.

Entre las actitudes a erradicar, Suffo destacó que primero hay que conocer «cuándo y en qué grado» se producen, pero tienen que ver con «discriminaciones directas hacia personal del Ayuntamiento por parte de sus compañeros». Aludió a situaciones como que «en un departamento, una persona LGTBI tenga que sufrir en su puesto de trabajo chascarrillos, bromas de mal gusto o que no llegue a promocionar por ser LGTBI» y de cara al público situaciones como que una persona «transexual vaya a un registro de un distrito o delegación a por un papel y no se le atienda debidamente, se haga bromas o no se le quiera atender». En definitiva, que reciba un «trato distinto al que se le daría a cualquier otro ciudadano».

Para paliar la discriminación hacia el colectivo LGTBI, crear respeto y conseguir la normalización, el asesor de Diversidad apuntó a la educación y a la formación como indispensables para dar a conocer «en qué consiste ser LGTBI y explicar cuál es la diversidad».

En este sentido, distinguió entre la orientación sexual (quién nos gusta) «que no se elige, se siente desde pequeño», como la homosexual, la heterosexualidad o la bisexualidad, y la identidad (quién soy yo) como la transexualidad, travestismo o transgénero. Además, apuntó a otra serie de medidas como las disciplinarias o la discriminación positiva.

La idea de implantar el proyecto en el Ayuntamiento surgió a través de la participación de Suffo en el informe EMIDIS, «una herramienta para hacer un ranking y medir el grado de compromiso de la empresa privada con la diversidad», donde se cuestionó si había administraciones públicas que tuvieran un plan de diversidad. «Se me encendió la bombilla. ¿Yo cómo puedo pretender que la empresa privada de Marbella y San Pedro tenga unos planes de diversidad o un código de buenas prácticas si yo como administración pública no estoy dando el ejemplo?», se preguntó.