Cuando las cuentas no salen hay que idear nuevas formas de ingresar dinero para salir adelante. Al igual que muchas familias en estos momentos, la Casa de Acogida de Alozaina debe agudizar el ingenio para continuar en su labor de ofrecer un hogar a personas que han pasado por experiencias difíciles y que buscan una nueva oportunidad para afrontar la vida.

Esta familia compuesta por casi una veintena de personas que conviven en la casa de acogida de la Fundación Escuela de Solidaridad Pepe Bravo, junto a decenas de voluntarios que colaboran de manera altruista, ha puesto en marcha un proyecto para dar acogida a un mayor número de personas que necesiten un hogar.

Esta vez se trata de un restaurante solidario. En él las propias personas acogidas en la casa, y los voluntarios, elaborarán la comida y la servirán. Así, todo lo recaudado servirá para mejorar el estado de la casa y facilitar la acogida e inserción de un mayor número de personas, que en este momento no pueden quedarse por falta de fondos económicos para mantener a más hospedados.

Según la directora del proyecto, Mariló Cejudo, «a pesar de venir de situaciones de clara desventaja social, cada una de las personas que aquí se hospeda asume un papel protagonista en la vivienda, forma parte de la empresa de inserción, y se integra en el funcionamiento habitual de las actividades productivas de la casa como un socio más». De esta forma, se consigue «uno de los grandes retos».

Pero además, la solidaridad de este restaurante ha ido más allá, y es que la gran mayoría del mobiliario del que se dispone ha sido donado por restaurantes y establecimientos hoteleros de la Costa del Sol. Así, los materiales de construcción los ha donado Construcciones Altozaina; la pintura y las ventanas, Carlos de la Fuente; el mobiliario del restaurante, el hotel Diana Park; el material eléctrico, Antonio Contreras, director de Implementos Empresariales; la maquinaria del restaurante, como un lavavasos, Refri Reyes; la cámara frigorífica, la mesa de calor, el frigorífico para los helados y la freidora, Papardella Restaurante. Además, Decoraciones Dairin y Retromaster pusieron un camión y una furgoneta, respectivamente, para facilitar los portes.

Asimismo, hay varios profesionales que se están involucrando de manera altruista para tramitar el papeleo de la licencia de apertura, y están realizando todas las pequeñas obras de adecuación de la zona con la instalación eléctrica, la adaptación del mobiliario y los enseres donados.

En este sentido, Mariló recuerda que la Casa de Acogida es una antigua fábrica que en su día legó en su testamento Pepe Bravo, un vecino del pueblo, y dispone de espacio de sobra para acoger a más personas. «Semanalmente llaman a la puerta desde familiares a instituciones para que recibamos a más personas», afirma. Por ello, «en la medida en que se incorporen nuevas actividades productivas como ésta, seremos capaces de generar recursos para sostener el centro en el tiempo, ampliar su oferta y acoger a más gente», y es que en estos momentos de crisis, la autogestión resulta clave para no desasistir a tantas personas.

El restaurante solidario se ubicará en el local que ocupan los bajos de la zona de la piscina y del jardín. De hecho se está aprovechando el tronco de un eucalipto para hacer sillas y mesas para la terraza del restaurante en el jardín. Allí se podrá degustar un gran diversidad de platos basados en la comida alternativa, platos caseros y ecológicos, comida vegetariana, además de pastelería tradicional, y variedades de té y café.

@rociocillana