El antiguo cine Astoria, el edificio cultural que se está construyendo en la esquina de los muelles 1 y 2 y Tabacalera se han convertido en grandes exponentes de los contenedores culturales de la ciudad. Contenedores que, por ahora, son cáscaras vacías que piden a gritos un proyecto que les dé contenido y futuro. Sin embargo, sólo tenemos promesas poco sólidas que deben concretarse en algo.

El caso del cine Astoria es paradigmático. La adquisición para la ciudad como equipamiento cultural abrió un abanico de posibilidades inmenso, que fue cerrado de forma sorprendente con la apuesta municipal por crear un museo de museos. Esto es algo tan novedoso, que nadie tiene muy claro qué es o cómo funcionaría. En principio sería para atraer exposiciones temporales de grandes museos, pero suena más a un acto voluntarista que real.

La posibilidad de hacer una rehabilitación temporal del espacio para utilizarlo como centro cultural relacionado con la música y la danza parece mucho más cercana y posible, aportando además una infraestructura muy necesaria para cubrir grandes déficit de la ciudad y que sería un complemento ideal para el Teatro Echegaray, actuando como motor creativo para la ciudad. Pero el resultado es que todavía no hay nada claro sobre su futuro.

Otro espacio por definir es la sala de exposiciones del puerto. Seis mil metros cuadrados para muestras de gran formato que todavía no tienen una programación ni se sabe si lo gestionará directamente el Ayuntamiento, que apenas tiene presupuesto, o Unicaja, a quien los últimos rumores vuelven a apuntar como interesado en el espacio pese a la negativa expresada hace poco más de año y medio.

Y llegamos al tercer contenedor, que es Tabacalera. Unos 25.000 metros cuadrados de espacio vacío que esperan un futuro tras la ruptura de relaciones entre el Ayuntamiento y Art Natura, que quería hacer el museo de las gemas. Quedan apenas dos meses para que el contrato entre ambos se rompa, lo que dejará al Consistorio las manos libres para negociar otro destino. Siempre que un juzgado no decida bloquear el uso de esos edificios hasta que haya una sentencia definitiva sobre su destino final.