La historia se repite. Los comerciantes y hosteleros temen a las obras en las calles como al diablo. Ya pasó con el metro en Carretera de Cádiz o en Callejones del Perchel y ahora en la Alameda Principal. Aunque no sólo el suburbano ha tenido calles abiertas por la mitad durante meses e incluso años. Las obras que está realizando desde enero el Ayuntamiento de Málaga, con financiación conjunta con la Junta de Andalucía, en el entorno del mercado de Atarazanas también están afectando duramente a los comercios de la calle Sagasta. Muchos de los propietarios aseguran que ya tienen más pérdidas que ganancias y denuncian que ni siquiera saben cuándo terminarán los trabajos, destinados a peatonalizar esta zona del Centro. Somos animales de costumbres y si nos ponen una zanja que nos impide cruzar la calle, los comercios de esa acera quedan desterrados de nuestra ruta de compras. Es lo que le está pasando ahora a una panadería, una tienda de vinos o una barbería cercanas a Atarazanas y lo que han sufrido otros negocios, por ejemplo de Callejones del Perchel, que ahora empiezan a remontar. Los que no cayeron en la batalla, claro. Algunos empresarios del Centro creen que la peatonalización será buena y probablemente así sea, pero el camino es largo. Y para algunos sin final. Por ello, serían necesarias actuaciones que hagan más soportable el tiempo de convivencia con las obras. En la Alameda ya hay una Plataforma de Afectados por el metro a Atarazanas creada con el objetivo de solucionar los problemas que generan los trabajos. Desde los imprescindibles carteles con información sobre los comercios abiertos, hasta un proyecto de arte efímero son algunas de las propuestas para no perder compradores. Ya que las obras son inevitables, al menos hay que intentar sacar algún provecho de ellas, como el concurso de grafitis en las vallas planteado en la Alameda. Pero lo más importante es actuar a tiempo y no cuando ya haya que contabilizar víctimas. Tampoco es tan difícil anticiparse y crear una campaña o aprobar algún tipo de ayuda para aliviar a los comerciantes. A ver si a la siguiente va la vencida.