El entorno del Unicaja y todos los que seguimos al equipo empezamos la temporada convencidos de que el juego de ataque del conjunto malagueño tenía su fuerte en la anotación de sus hombres altos. Esta idea se integró también en los primeros adversarios, que plantearon sus defensas con especial atención a esta faceta.

La mayor libertad del perímetro concedió protagonismo a los jugadores exteriores, una costumbre que se ha convertido en norma. Resulta innegable también que los pívots del cuadro malagueño son incapaces de jugar con solvencia de espaldas al aro y necesitan que sus defensores vayan a ayudar a los exteriores para poder recibir en ventaja.

Como los jugadores de fuera no desbordan a sus defensores, esta situación no se produce. Naturalmente, la escasa capacidad de juego uno contra uno de espaldas de los pívots tampoco obliga a ayudas de los hombres exteriores. Estas dos razones llevan a una incomunicación entre las dos líneas del ataque que se resuelve en la mayoría de ocasiones con tiros de lo hombres de perímetro que son los dueños del balón.

La solución a esta situación vendrá por una combinación de trabajo individual y colectivo.

[José María Martín Urbano es exentrenador del Caja Ronda y Unicaja]