El verano de 2013 en Los Guindos fue de lo más movido. Tras el fiasco de la temporada anterior, se quiso hacer borrón y cuenta nueva. Se fichó a Joan Plaza para liderar el nuevo proyecto desde el banquillo y empezaron a caer los fichajes casi uno por semana. Llegaron Kuzminskas, Toolson, Granger, Carlos Suárez, Caner-Medley, Hettsheimeir...

Cuando todo parecía controlado y el equipo incluso ya comenzaba los entrenamientos de pretemporada, llegó un contratiempo inesperado. Fue el 21 de agosto. Ese día, Ognjen Kuzmic comunicó al Unicaja que abandonaba la entidad verde y emprendía la aventura americana firmando por los Golden State Warriors de la NBA.

La última semana de agosto, con las plantillas de todos los equipos importantes de Europa cerradas y con un mercado muy limitado de nombres y de talento, el Unicaja se veía obligado a buscar a contrarreloj un pívot para suplir la inesperada ausencia del center bosnio.

La dirección deportiva se puso entonces manos a la obra con un margen económico, además, no muy amplio. Manolo Rubia tiró de agenda. Ahí apareció el nombre de Vladimir Stimac, un pívot serbio fuerte, de corte defensivo, que se lo habían ofrecido al Unicaja a principios del verano, pero que entonces no tenía hueco en la plantilla y que ahora sí podía «cuadrar» en el róster de Plaza.

Rubia tenía sus vídeos de las dos últimas temporadas. Todos sus partidos en las filas del Olin Edirne y del Banvit, ambos equipos de la liga turca. Al director deportivo del Unicaja le pareció una buena apuesta, aunque Stimac tenía todavía un año más de contrato con el Banvit, cuestión que habría que negociar.

La maquinaria se puso en funcionamiento. Se pidió opinión a gente muy conocida. Boniface N´Dong fue uno de los consultados. El pívot senegalés jugó la pasada temporada en el Galatasaray turco y conocía bien a Vladimir. Rubia también quiso saber la opinión de Dusan Ivkovic, seleccionador serbio, que en aquellos días tenía a Stimac concentrado con el equipo de su país preparando el Eurobásket de Eslovenia. El informe del «viejo zorro» de Belgrado también fue favorable.

Quedaba hablar con el interesado. Con el propio Stimac. Intentar convencerle para iniciar la aventura española, renunciando al año garantizado que tenía firmado en Turquía. El Unicaja le ofreció un año de contrato (2013/2014) más otro opcional (2014/2015). Stimac respondió que él asumía el cambio de aires, pero que fueran dos campañas fijas, sin cláusulas de corte, para dejar de ser un alma itinerante cada año de club en club. En aquel momento parecía una operación arriesgada lo de firmar un contrato por dos años, pero el club cajista y Joan Plaza dieron el ok definitivo a la operación propuesta por la dirección deportiva.

Hoy, ocho meses después de aquella historia veraniega, se puede decir que el fichaje de Vladimir Stimac es uno de los mayores aciertos del club en los últimos años. Stimac no es ni el jugador que más talento posee de la plantilla ni el más mediático ni tampoco el que mejores números firma o más minutos está en al pista, pero su espíritu, su garra y el corazón que pone en cada jugada le hacen ser un jugador cada día más importante en las rotaciones de Joan Plaza y también un referente para la grada en el Martín Carpena.

La aparición en noviembre de una pancarta con el lema «Frente Stimac» en el Palacio fue la constatación de que este pívot, de 2,11 metros y 26 años, había caído de pie en Málaga. «La he visto y les quiero dar las gracias por darme más energía para trabajar y quiero dar lo máximo por el Unicaja», explicó entonces a este diario el internacional balcánico.

Y es que Stimac personaliza los valores que este Unicaja quiere transmitir: lucha, entrega, pundonor y coraje. Es el arquetipo, el modelo dentro y fuera de la pista, donde es un chico tranquilo, alegre, muy extrovertido, enamorado de las nuevas tecnologías y un jugador que no da ningún problema.

Además, ocupa un puesto de especialista, ese «cinco» alto que todo gran equipo debe tener y que parecía un puesto gafado en las últimas temporadas. Ni Kosta Perovic ni Nedzad Sinanovic en los últimos años habían estado a la altura, algo que con Stimac parece que se ha solucionado.

Y es que Stimac llegó como el recambio de Fran Vázquez y Hettsheimeir para el puesto de «5» y circunstancias ajenas (la lesión del brasileño) y su propio crecimiento le han convertido ahora, sin embargo, en un sexto hombre de lujo para la rotación de Plaza con números, incluso, de titular indiscutible.