La negociación con Jayson Granger se ha activado esta pasada semana, tras la llegada a Málaga, como informó este periódico, de Regino Olivares, el agente del base uruguayo. Pero hay otra renovación que está activada desde hace mucho más tiempo, en verano, la de Carlos Suárez. Y que todavía sigue estancada. El principal caballo de batalla, más allá del económico, es que el alero madrileño quiere firmar un contrato de dos años garantizados, algo que no termina de aceptar el Unicaja. Y en esas está la negociación, bastante fría por ahora, y sin comunicación entre las dos partes desde hace ya algún tiempo.

Este verano, como informó este diario, Suárez vivió momentos de incertidumbre y llegó a verse más fuera que dentro del Unicaja. El motivo es que el jugador firmó, cuando se desvinculó del Real Madrid, un contrato por dos temporadas, con formato de uno más uno. Y aunque se comenzó a negociar para renovar el compromiso se llegó a la fecha tope para que el club activara ese segundo año de contrato sin acuerdo aún. Así que el Unicaja lo activó de forma unilateral, lo que no gustó para nada al jugador. El alero tenía una semana para romperlo, pagando una cláusula de penalización relativamente baja, pero el Unicaja llegó a un acuerdo con José Ortiz, el agente de Suárez, para que no se marchase a cambio de firmar un nuevo compromiso una vez que se completara la plantilla, en septiembre. Eso ocurrió hace ya cuatro meses y aún no se ha cerrado el nuevo compromiso. Suárez acaba su vínculo el 30 de junio en Málaga. Y, por ahora, sin acuerdo para renovarlo.