La primavera le ha sentado de perlas a Caleb Green. Del jugador vacío y desconectado de comienzos de curso queda ya poco. El estadounidense, tras un largo periodo de adaptación, es ya el que la «marea verde» esperaba cuando se le fichó: un referente anotador. Y también, el que Joan Plaza le requirió: un jugador implicado en defensa. El cambio de chip ha sido muy complicado para un hombre como él, acostumbrado a tener muchos tiros, a ser el anotador del equipo, con escasa intensidad atrás. En Málaga los sistemas no giran sobre él, y de contar más de 30 minutos ha pasado a ser un hombre secundario, con menos de 20. Todo ha sido nuevo para él en este Unicaja y su aportación, su gesto, su expresión corporal, lo denotaba.

Sus números confirman este cambio, esta transformación definitiva, que se confirma con verle en la pista. Al americano hasta se le ve sonreír, está muy implicado, se esfuerza en defensa, muestra una gran agresividad, va al rebote y ha comenzado a conectar también con la grada.

Green promedia en sus últimos ocho partidos con la camiseta verde 13,2 puntos, 3,5 rebotes y 13,1 de valoración en tan sólo 19 minutos en pista. No ha necesitado ni demasiados tiros ni muchos más minutos. Todo ha sido de forma gradual y natural. El Caleb de este último mes es un jugador mucho más suelto y resolutivo, y su aportación en ataque también ha venido de la mano de un Unicaja mucho más anotador y liberado, un estilo que le va como anillo al dedo.

Sus promedios totales en Málaga -7,1 puntos, 3,5 rebotes y 8 de valoración en minutos en juego- están aún lejos de lo que se esperaba del recambio de Nik Caner-Medley, de ese «cuatro» que abriera el campo y fuera un martirio para las defensas rivales. Pero sus estadísticas de los ocho últimos encuentros reflejan una sensacional mejoría, más próxima a ese jugador que llegó del Sassari, un modesto club italiano que, por primera vez, se clasificó para disputar la Euroliga. En el cuadro transalpino promedió en la Eurocup 19,3 puntos, mientras que en la Liga nacional estuvo también formidable, con 17,3 puntos por choque.

El Unicaja terminó de encajar su puzle con él, tras cerrar antes la contratación de Will Thomas. Ambos se han intercalado los papeles en buena parte del curso, ya que Thomas también llegó de Italia -Avellino-, pero él no tardó en asumir su rol. Ambos son, eso sí, jugadores muy diferentes.

Green ha actuado en sus equipos con mayor libertad, nunca se le había exigido una gran responsabilidad en defensa. Y con Plaza ha sufrido muchísimo porque lo primero que debía hacer en el campo era pensar en defender; y luego en la zona rival, donde no goza de los tiros ni de las jugadas que ha tenido en su carrera en clubes de menor nivel. El ala-pívot de 2,03 metros nacido el 10 de julio de 1985 (Tulsa, Oklahoma) jamás ha perdido el ánimo y ha trabajado a buen ritmo en los entrenamientos. Hace unas semanas vino a Málaga su agente por un tema interno, que se subsanó sin más problemas.

Jugador de rachas, de «chispazos», su exhibición ante el Iberostar Tenerife es una extraordinaria carta de presentación: 30 puntos, 7 rebotes y 30 de valoración en tan sólo 22:41 minutos, llegando al descanso con 27 puntos. Una pasada. La llegada de Germán Gabriel, como ha apuntado el propio Plaza, le ha servido de «estímulo», al encontrar mayor competencia en el puesto de «cuatro», donde además de Thomas también ha jugador Carlos Suárez. Ha comprendido que debe sumar sin tener minutos, como ante el UCAM Murcia, con 10 puntos y 3 rebotes en sólo 16:20. Es la primavera de Caleb Green. Y con el play off a dos meses vista...