En febrero de 2006 comencé a trabajar en LaSexta. El objetivo era preparar el nacimiento de una televisión nueva que debía afrontar dos grandes retos: Un Mundial de futbol y un Mundial de baloncesto. Casi nada. Fueron unos meses muy emocionantes y donde vivimos una felicidad absoluta y quizás por eso, siempre pensamos que Pau Gasol y compañía podían hacer algo grande en el Mundial de Japón. Después fueron llegando Andrés Montes, Iturriaga, De la Cruz y junto con Antonio Esteva, Susana Guasch, Cristina Villanueva, César Nanclares, Dani Montesinos, Willy y un pequeño grupo de periodistas€ formamos un equipo lleno de ilusión y esperanzas. La selección comenzaba a despuntar pero nadie apostaba por ella y nosotros lo hicimos, y fuimos a muerte con una programación que cubría el Mundial en su totalidad. Fue un gran acierto con una gran recompensa.

Recuerdo el torneo previo jugado en Singapur donde todos comenzamos a creer. En una cena en un restaurante de Keppel Bay hicimos una porra entre todos los periodistas que estábamos allí, que no éramos muchos. Todos poníamos a España en el podio, aunque no nos atrevíamos a decirlo muy alto. Recuerdo la habilidad de Pepu Hernández para conseguir prensa española en la pequeña república asiática y la convivencia en el hotel con los periodistas argentinos. España nunca había ganado un gran campeonato pero ellos también pensaban que podía ser esta vez, eso sí, si antes caía Argentina, su única favorita.

La llegada a Japón iba confirmando nuestras sensaciones, las victorias se sucedían ante grandes equipos, el juego era bueno, todos los jugadores jugaban todos los partidos y el grupo crecía en todos los sentidos. La lejanía y la poca expectación en torno al equipo ayudaron a unir, más aun, a un grupo inquebrantable. La pocha invadía las habitaciones, Calderón nos llenaba de música los «Ipod» que habíamos comprado en Singapur, Berni y Mumbrú preparaban «las travesuras» del día y Jenaro Díaz, Rafa Vecina y «Chichi» Creus renunciaban a muchas horas de sueño para preparar los partidos. Todo seguía un guión perfecto que pareció caerse en la semifinal ante Argentina.

A pesar de la victoria, todo parecía romperse con la lesión de Pau en las semifinales pero unas horas después, Grecia con su victoria ante EEUU parecía poner todo en su sitio. La conjura fue de tal calibre que como bien decía Iturriaga en la final «los griegos se están preguntando ¿pero a estos tíos no les falta Pau Gasol?».

Previamente tuvimos que recorrer la tienda del pabellón de Saitama para lograr los trajes de geisha, samurái y la cabeza de Buda que lucieron Iturriaga, De la Cruz y Andrés Montes en la previa de la final. Las promesas se pagan. Mientras los jugadores acudían a «Tokyu Hands», pedazo de tienda, para comprar las celebres cintas que lucieron en la celebración. Y al final, De la Cruz se llevó las camisetas de Scola y Rudy de la semifinal, Andrés una zapatilla de Cris Paul del partido por el bronce y Willy una de las zapatillas de la final de Rudy. ¿Los demás? La satisfacción de haber vivido aquella aventura. La más grande de la historia del baloncesto español. Así que ya sabes: No digas que fue un sueño.

Documental 'Cuando Fuimos Campeones - Los Héroes':