El Unicaja dedicó una sufrida y emocionante victoria a la marea verde, tras superar (87-85) a Olympiacos en la penúltima jornada de la Euroliga, último partido como local de los de Málaga, ya eliminados pero compitiendo hasta el final para triunfar este viernes gracias a una canasta ganadora de James Augustine.

El choque fue por barrios y, en el momento clave, pareció viajar a Atenas. Los griegos, con la tercera plaza a los 'playoffs' casi definitiva, rompieron el duelo en el tercer cuarto (7-23), pero los de Joan Plaza no tiraron el partido, sin nada en juego más que el honor y la devoción a su afición. Vasileios Spanoulis no sentenció a los cajistas y en la prórroga, las siete vidas de Unicaja sacaron el primer triunfo contra el gigante griego en ocho años.

Spanoulis comandó operaciones de inicio, convirtiéndose en máximo asistente histórico de la Euroliga. A Unicaja le faltó juego ofensivo, nada más que Nedovic encontró acierto, y buscó también el paso al frente defensivo que frenara al equipo visitante. Todo conjugó mejor para los locales en el segundo cuarto, haciendo especial daño en la pintura griega (42-32).

Olympiacos despertó tras el descanso pero Unicaja se mantuvo con vida. Sobrevivió la lucha cajista devolviendo el partido a la batalla de pequeñas rentas, de intercambio de golpes hasta empatar el marcador a poco más de un minuto para el final (74-74). Ahí Spanoulis se las jugó todas, sin acierto, mientras Milutinov hacía de salvavidas y Unicaja no encontraba matador.

La prórroga deparó un intercambio de triples, acciones vitales de Alberto Díaz y los puntos de Waczynski para alargar la pelea de los de Plaza. Tras tiempo muerto, Olympiacos falló su intento de ganar el partido y a Unicaja le cayó la opción de triunfar. Nedovic condujo hasta no ver salida más que Augustine. Suficiente.