Altas temperaturas

Andalucía asume que el cambio climático empieza ya a modificar la temporada alta turística

Como ocurre en Canarias, los meses de invierno, cada vez más cálidos, se convertirán en fecha punta mientras que las altas temperaturas del verano espantarán a muchos visitantes

Turistas en las playas de Málaga, durante este mes de diciembre.

Turistas en las playas de Málaga, durante este mes de diciembre. / Álex Zea

Isabel Morillo

Mediados de noviembre, en Málaga los termómetros marcan 31 grados. El llamado ‘veranillo de San Martín’, la vuelta al calor en mitad del otoño coincidiendo con esa onomástica el 11 de noviembre, ha sido este año más verano que nunca. El cambio climático se nota cada vez más en Andalucía. El mapa accesible que desde la web de la Junta andaluza divulga los efectos en el clima señala que en una proyección de 40 años la temperatura subirá dos grados. El doble de lo que se ha incrementado en las cuatro décadas anteriores. Las precipitaciones se reducen en 14.570 litros por metro cuadrado al año y los días por encima de los 40 grados pasan de 7 a 10 y siguen incrementándose en décadas sucesivas hasta 13. Las noches tropicales, por encima de los 25 grados, pasan de 15 a 27.

Son datos de la media de Andalucía pero hay ciudades más castigadas. En Sevilla la temperatura media ha pasado de los 18,4 grados de media en los años 90 a los 20 grados actuales y los días con más de 40 grados han pasado de 6 a 15 en tres décadas. En Córdoba eran ocho días con el termómetro por las nubes en 2014 y se registran 21 días al año por encima de los 40 grados en el periodo 2021-2050. Visitar la Giralda de Sevilla o la Mezquita de Córdoba con los termómetros echando humo puede arruinar la experiencia. Ver a los extranjeros caminar por la Alhambra protegidos del sol hasta las cejas es una estampa cada vez más común.

Efectos directos

El Gobierno andaluz asume que el cambio climático tiene consecuencias directas en el turismo, la primera industria de la comunidad. De momento, el problema más grave es la sequía. El consejero de Turismo, Arturo Bernal, asume que se necesitan “medidas coyunturales” ante la falta de lluvia y destaca que a cambio los inviernos cada vez más suaves en Andalucía han ayudado a mejorar la estacionalidad.

La Junta enfoca sus campañas de promoción más allá del sol y la costa, apostando por otros sectores fuera de ese segmento tradicional como es el turismo deportivo o el cultural. “Ahora mismo el 85% de quienes nos visitan en Andalucía sitúa como primera o segunda razón para su viaje la cultura y el 33% solo viaja a la comunidad por razones culturales”, apunta Bernal. Datos que permiten extender durante muchos meses del año la temporada alta. “El turismo cultural o deportivo fuera de temporada nos permite esponjar el calendario”, señala el responsable andaluz. La temporada alta en Andalucía hace mucho tiempo que dejó de ser julio, agosto y septiembre y se extiende, según los precios y la ocupación como indicadores, desde abril a noviembre. Cada vez la temporada alta se parece más al modelo de Canarias, donde de diciembre a abril se concentran los mejores meses para visitar las islas.

El Plan General de Turismo Sostenible de Andalucía ‘Meta 2027’ contempla una inversión de 225 millones de euros para 335 municipios andaluces para combatir el cambio climático. La promoción turística ya se ha reconvertido hacia un turismo de más calidad más vinculado a la cultura y más respetuoso con el medio ambiente. “El turismo ya o es sostenible o no puede concebirse”, señala el consejero andaluz.

Restricciones de agua

El fin de la estacionalidad es el único aspecto positivo de un cambio climático que amenaza también al turismo por la sequía. Si sigue sin llover y, como ya ha advertido el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno (PP), se endurecen las restricciones de agua para consumo humano, el turismo sufrirá las consecuencias. La previsión es cinco millones de andaluces puedan a partir de junio sufrir cortes de agua. Ahora mismo es una realidad que afecta a 3,5 millones. El consejero de Turismo asegura que la planta hotelera es perfectamente consciente de la necesidad de optimizar el uso del agua y "la mayoría de grandes hoteles ya tienen en marcha mecanismo para reutilizar las aguas grises", que proceden de bañeras, duchas o lavamanos. “No podemos cerrar los ojos a los hechos y los recursos hídricos son un problema”, admite el consejero de Turismo.

“Cada semana en Andalucía se consumen entre 25 y 30 hectómetros cúbicos de agua, son mil millones de litros, lo que se destinaría a llenar 8.100 piscinas olímpicas”, explica Bernal, que cree que hay que empezar a traducir los datos para que se entienda bien la importancia de lo que supone la falta de agua. “En estos momentos en Andalucía ningún campo de golf se riega con agua potable, son regeneradas o no potable”, señala. Mientras que el sector presume de sostenibilidad los ecologistas advierten de que los 109 campos de golf consumen el mismo agua que un millón de personas. Los campos de golf tuvieron un impacto en la economía andaluza de 2.200 millones el pasado año, según datos oficiales sobre este segmento turístico.

Esquiar sin que nieve

La última gran polémica mira a Sierra Nevada, donde la empresa Cetursa, que gestiona las pistas de esquí, pidió en 2007 duplicar su consumo de agua para generar más nieve artificial, defendiendo que no es agua de consumo humano y que con el deshielo primaveral vuelve al río Monachil. La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir mantiene una concesión de 350.000 metros cúbicos al año, de noviembre a marzo, pero no se ha pronunciado sobre la posibilidad de elevarla a 725.000 metros cúbicos, avisando del impacto medioambiental durante la tramitación del expediente.