Urbanismo

Torre del Mar inaugura su árbol de los chupetes, realizado con farolas en desuso

Está situado en el Paseo Marítimo de Poniente y ha sido ejecutado por el artista José Manuel Molina Castro

Árbol de los chupetes de Torre del Mar

Árbol de los chupetes de Torre del Mar / AYUNTAMIENTO DE VÉLEZ-MÁLAGA

EP

El núcleo de población de Torre del Mar, en Vélez-Málaga, cuenta ya con su árbol de los chupetes, situado en el Paseo Marítimo de Poniente, y que ha sido realizado con restos de farolas en desuso por el artista José Manuel Molina Castro.

El teniente de alcalde de Torre del Mar, Jesús Pérez Atencia; el concejal de Infraestructuras, Juan García; el de Medio Ambiente, Antonio Ariza, y el artista han presentado este elemento ornamental, un árbol de cuatro metros de alto "que simboliza el paso vital de la etapa de bebé a la de niño. Algo que se materializa cuando los niños dejan de usar el chupete".

"Quiero felicitar a José Manuel Molina por la obra, que además ha realizado con materiales reciclados a base de farolas en desuso, por lo que tiene un enorme valor añadido. Estamos seguros de que va a ser un gran atractivo tanto para vecinos como para visitantes en este Paseo Marítimo", ha comentado el teniente de alcalde.

Pérez Atencia ha subrayado el "enorme cambio" del paseo marítimo en estos últimos años: "Desde que entramos en el equipo de gobierno se ha producido una gran transformación de todo el espacio, que a lo largo de su recorrido tiene numerosos elementos para que el visitante se detenga y disfrute de nuestro entorno junto al mar", ha incidido.

Molina ha explicado que la semilla de este árbol surgió "en un Carnaval de Caleta de Vélez" y a propuesta del propio Atencia: "Estaba con Jesús, me sugirió esta idea y me hizo ilusión". Una vez aceptado el encargo, decidió realizarlo con materiales reciclados: "Me gusta reutilizar porque tiene un valor simbólico, ya que convierte en objeto de admiración cosas que hasta poco antes habían sido desechadas", ha dicho.

En este caso decidió utilizar farolas usadas: "Siempre me gustaron las farolas. Altas, esbeltas y con el bonito oficio de iluminarnos el camino. Una vez terminado su trabajo, estaban arrinconadas para ir camino a la chatarra. Con esta obra les alargamos la vida y las convertimos en un árbol mágico cuyo fruto son los chupetes de los niños. Como ellos dicen cuando dejan el chupete, 'yo ya soy gande', y pasan a una nueva etapa", ha concluido.