Conocedor de la volatilidad del sector en el que trabaja, Miguel Sánchez recuerda otras recesiones complicadas, como la crisis de 2008, aunque si compara reconoce que «como esto, jamás. Tenemos ingresos cero».

Rebobinando unos meses atrás, ¿En qué situación pilló al Amaragua el estado de alarma?

Prácticamente llenos. Teníamos unos grupos de escandinavos que ya llevábamos seis años con ellos; teníamos un congreso previsto para el 26 de marzo y que ya se anuló... nos pilló como a todos, de sorpresa.Pensábamos «esto será pasajero, será un tema de un mes, dos meses»€ incluso lo defendí con alguien que decía que esto iba a ser, como mínimo, un año que no, que era imposible, que no podíamos ser tan negativos. Por desgracia, me equivoqué.

¿Cómo se organizó la vuelta a casa de toda la gente que era extranjera?

Se encargaron los touroperadores. Algunos estuvieron dos días, acababan de llegar. Recuerdo que esa noche, los últimos salieron a las diez de la noche. Por un lado salieron los clientes, por el otro salieron los empleados y se quedó el hotel todo patas arriba. Fue tremendamente doloroso y triste.

¿Cuándo volverá a abrir sus puertas?

Es otro de los temas que nos tiene tremendamente preocupados a todo el sector. Cuando vayamos a abrir nos vamos a encontrar con unos problemas tremendos. Al abrir el hotel los gastos van a ser muy altos y sé que el turismo volverá, no va a desaparecer ni mucho menos pero en esta recuperación irá muy paulatinamente, el inicio será muy lento. Luego, los impuestos. Que no hemos conseguido que nadie nos baje ninguno ni tampoco se nos aplace y eso que lo venimos pidiendo desde casi que empezó la pandemia y que ya veíamos que esto iba a ser para largo tiempo. Y no hemos conseguido por parte de ninguna de las administraciones que pueda haber una flexibilidad en los impuestos.

¿Son suficientes las medidas de la Junta, como el bono turístico y el seguro para viajeros extranjeros que arrancará a partir de enero?

Son cosas que ayudan pero no son exactamente lo que necesitamos. Eso son temas con unos presupuestos que lo pueden asumir pero lo que necesitamos las empresas no es eso, ni mucho menos, necesitamos esas ayudas, esos fondos a fondo perdido, avales, préstamos que puedan ayudarnos a seguir adelante y a preparar las empresas cuando haya que abrirlas.

¿Cómo se ve esa frontera del 31 de enero para mantener los ERTE?

Esperamos que sea consciente el Gobierno, que nos amplíe y que además nos hagan caso, que se amplíe hasta el mes de junio porque si no de los ERTE pasaremos a los ERE. Y eso lo sabe el Gobierno, lo saben los empleados y lo saben los sindicatos.