Los grandes municipios del litoral de Málaga aspiran a mejorar sus urbanizaciones

La población del litoral malagueño se ha duplicado en el plazo de 50 años. Y no todo es bueno cuando se crece de manera exponencial, como ha ocurrido en Benalmádena o Mijas (los dos ejemplos de mayor subida demográfica, hasta diez veces). Algunas urbanizaciones de la Costa del Sol crecieron al calor de la burbuja inmobiliaria y, una vez azotada por la crisis, no fueron pocas las infraestructuras que quedaron a medio terminar. Así, los grandes ayuntamientos trabajan actualmente en la reurbanización e incluso urbanización de algunos sectores de sus planeamientos, víctimas de las quiebras en su día de promotoras o constructoras.

Concejales y técnicos de los departamentos municipales de Urbanismo de Marbella, Mijas o Nerja coinciden en subrayar que poner al día lo que en décadas se dejó de hacer es una tarea complicada. En Torremolinos, por ejemplo, se ha redactado durante el presente mandato un proyecto para acometer unos 3 millones de euros en este tipo de infraestructuras, como obras de reurbanización que incluye incluso la alineación de edificios consolidados.

En el término nerjeño, con el inicio del año acaba de dar luz verde en Junta de Gobierno del Ayuntamiento una modificación del Convenio Marco de Colaboración con la Asociación de Presidentes de Comunidades de Urbanizaciones Nerjeñas (APCUN). Dicho acuerdo se remonta a hace casi década y media. El objetivo es ahora el de «impulsar la ejecución de obras de reurbanización en urbanizaciones consolidadas del municipio».

El alcalde del término costasoleño más oriental, José Alberto Armijo (PP), sostiene que con el comienzo de 2022 se retoma «este Convenio Marco que fue aprobado hace años, por el que el Consistorio y las comunidades de propietarios cofinancian los costes de ejecución de las obras de reurbanización, lo que permitirá mejorar las infraestructuras y los servicios de las mismas para beneficio de sus residentes».

No es una problemática más. Cabe recordar que localidades como Nerja o Torrox tienen prácticamente el mismo número de ciudadanos empadronados que de inmuebles inscritos en el registro oficial. Buena parte de esas viviendas permanecen durante la mayor parte del año desocupadas, aunque en temporada alta demandan una cantidad de servicios y un mantenimiento que choca con las posibilidades reales de las arcas públicas.

Es una batalla que se libra desde hace ya décadas. Los municipios turísticos aspiran a tener compensaciones significativas ante esa demanda de servicios que se dispara en periodo estival, cuando hasta triplican sus poblaciones reales. A través de las federaciones nacionales y autonómica de municipios, esas voces cada cierto tiempo vuelven a alzarse, con mayor o menor eco en las instituciones superiores que están llamadas a atender dichas compensaciones.

En el caso de la localidad nerjeña, ese convenio marco entre Consistorio y comunidades de propietarios ha tenido que actualizarse como consecuencia de los cambios normativos producidos desde que fue suscrito, tales como la adaptación del PGOU de Nerja a la Ley de Ordenación Urbanística de Andalucía, así como reflejar en el mismo la totalidad de situaciones que se pueden derivar durante las distintas fases de ejecución de los convenios específicos que se deben suscribir, y el reciente interés de diversas urbanizaciones a ejecutar obras de reurbanización mediante este mecanismo.

Como ejemplo para otros municipios malagueños, el Convenio Marco establece que el Ayuntamiento axárquico y las comunidades de propietarios cofinanciarán obras de reurbanización, incluyendo los gastos de la redacción del proyecto técnico, el presupuesto de ejecución y la dirección de obra y coordinación de seguridad y salud, para lo que previamente se deberán suscribir convenios específicos entre el Consistorio y los presidentes de las comunidades que requieran dichas obras.

Marbella todavía intenta resolver sus deficiencias urbanas

El equipo de gobierno en el Ayuntamiento de Marbella todavía lucha, a estas alturas del siglo XXI, por resolver deficiencias urbanísticas que han sido heredadas de episodios de corrupción vividos en la ciudad hace ya un cuarto de siglo. Así lo atestiguan algunos funcionarios públicos que fueron excepcionales testigos de la etapa de Jesús Gil como regidor marbellí. «Queda todavía por hacer, pero se avanza año tras año», destaca uno de ellos.