Nueve días después de que Pablo Alborán regrese con Vértigo el otro Pablo dorado de la música malagueña, López, hará lo propio con Unikornio. Y si el lanzamiento del intérprete de ´Solamente tú´ es decisivo en su carrera (el primero tras haber declarado públicamente su homosexualidad) no es menos importante el del extriunfito: será su primer álbum tras una trilogía de discos que le convirtieron en una de las voces clave de la música en español.

Sabemos que Pablo López es muy suyo con esto de avanzar pistas sobre su arte. Hace poco en una entrevista con este periódico durante el confinamiento le preguntamos sobre cómo sonará ´Unikornio´ y ésta fue su respuesta: «Es que creo que para hablar de ´Unikornio´ solo podría cantarle una canción, porque lo más bonito de todo el desempeño, trágico a veces, al que he intentado llegar con Unikornio es que no se puede explicar más que escuchándolo. Entonces, quiero dar las gracias siempre a la paciencia porque, joder, es muy bonito que haya siempre alguien esperándote en la estación de tren que es la vida, y me refiero a toda la gente que está esperando las canciones. A veces parece que voy a tirar la toalla, pero ahí está la explicación, la gloria y la carta de presentación más bonita que hay en el mundo y que son las canciones, pero que son indescriptibles, en el sentido de que, si las intentara pintar, mentiría». Mariposa, Mama No y KLPSO son los temas que ha adelantado en los últimos meses, que, suponemos, formarán parte de Unikornio, aunque con este confeso «tío vergonzoso que pierde la cabeza con las 88 blancas y negras» (o sea, las teclas de su inseparable piano) nunca se sabe.

Sí está clara la portada del álbum, la primera en su carrera que no es un retrato del malagueño; incluso, podría parecer una carátula de un disco de rock progresivo o similares. De hecho, al parecer, será un repertorio con bastante ed conceptual. «Para mí es muy importante y vital mantener la estructura de un disco, el próximo álbum es una claro ejemplo de ello. Siento no poder dar más detalles», nos dijo entonces, misterioso, en pleno confinamiento.

Lo cierto es que Unikornio, subtitulado Once millones de versos después de ti (de nuevo, ¿hay algo más progresivo que un disco con subtítulo?), supone un punto y aparte en la carrera del ex Niño Raro (el grupo con el que empezó a despuntar el fuengiroleño).

«Me he dado cuenta de que esos tres primeros discos, con 38 canciones, sin haberlo pretendido seguían una evolución. Quizá en mi subconsciente era algo buscado. Y sí, tengo la sensación de que ahora hay un punto y aparte. Suerte que tengo ese disco duro, ese Instagram que no es de fotos, sino de canciones, y de ahí sale una nueva carpeta. Pero, la verdad, y espero no decepcionar, soy incapaz de definir ese nuevo disco. Pienso mucho en su heterogeneidad y si dijera a qué suena caería en un error. No sería honesto. El adjetivo y el apellido los pone el tiempo», confiesa su autor. Pero él usa dos palabras para definirlo, de alguna manera: «Necesitaría muchos ríos de tinta para poder definir este nuevo disco pero me parece que es de una heterogeneidad agresiva».

Son las últimas canciones que ha compuesto un Pablo López al que la pandemia no le ha inspirado precisamente. «No he escrito nada nuevo desde Unikornio porque estos tiempos no me han dado ningún aire de inspiración para hacer canciones. No me he obligado, por tener ese tiempo de silencio, a sentarme al piano. Ni le he metido mano al álbum, el primero después de la trilogía, aunque piensas que cerrar un disco y que sea escuchado siete meses después de lo previsto es como vestirse demasiado rápido para ir a una cena», ha dicho.

Ha dedicado este tiempo a ofrecer conciertos a lo largo y ancho de España en un formato más íntimo imposible (él y su piano, a solas) y a continuar con su participación televisiva en La Voz, el talent show en el que es jurado junto a Alejandro Sanz, Antonio Orozco y Laura Pausini. Pero siempre esperando secretamente que las canciones de Unikornio salieran por fin a la luz. Ya hay fecha: el 18 de diciembre. Y Pablo se siente afortunado, una vez más: «Tengo la suerte de poder hablar y que haya alguien ahí que me escuche».