Centenares de personas y amigos han acompañado hoy a la familia del alpinista mallorquín Tolo Calafat, muerto en el Annapurna, en el funeral celebrado en la iglesia de la Santa Cruz, en el centro de la capital balear.

El templo se ha llenado mucho antes de que diera comienzo la homilía, y casi medio millar de asistentes han tenido que escucharla desde fuera de la iglesia, agrupados alrededor de la puerta principal.

Muchos han entrado portando ramos de flores que han colocado a los pies del altar y todos los presentes coincidían en los semblantes tristes del que llora a un ser querido.

En el funeral han estado presentes el presidente del Govern balear, Francesc Antich; la alcaldesa de Palma, Aina Calvo; la presidenta del Consell de Mallorca, Francina Armengol, y el presidente del PP balear, José Ramón Bauzá, entre otros.

Antich, que ha hecho declaraciones a los periodistas antes de entrar en el templo, ha expresado su pesar por la pérdida de Calafat y ha remarcado que estos son días "muy difíciles" para todos y en concreto para el deporte en Baleares.

"Nos ha dejado un deportista serio, valiente, y hoy es un día para estar con su familia", ha dicho Antich, quien ha asegurado que el Govern ha hecho todo lo posible para atender la petición de la mujer de Calafat de que buscaran su cuerpo para repatriarlo, pero ha recordado que se trata de una situación "complicada" y "singular". Por ello, lo más probable es que el alpinista descanse para siempre en la montaña.

Calafat perdió la vida en el descenso del Annapurna después de coronar el martes este pico del Himalaya de 8.091 metros de altura.

El deportista mallorquín, casado y con dos hijos, se quedó sin fuerzas cuando descendía desde la cumbre hacia el campo 4 junto a Pauner y Oiarzábal, así que se separó del grupo para recuperar la salud o esperar un rescate, a unos 7.500 metros de altura.

El último contacto con él fue la noche del miércoles, cuando habló con su mujer por un teléfono vía satélite para tranquilizarla.