Una vez consumada la reconquista de Roland Garros, ahora toca la de Wimbledon, previo paso por el torneo de Queen´s. Después de su ´annus horribilis´, en el que encajó su primera derrota en Roland Garros en cinco participaciones y las lesiones en las rodillas que le obligaron a parar casi tres meses, Nadal, apoyado por todo su equipo de colaboradores, en especial su tío y entrenador Toni Nadal, empezaron a diseñar la nueva temporada, el año 2010, con el objetivo de llegar a los momentos importantes, a los torneos que marcan la trayectoria de un tenista, con la menor carga de partidos.

Y así ha llegado Nadal a la temporada de tierra, y así se ha presentado en París, con menos partidos que nunca sobre arcilla, quince, los que ganó en Montecarlo, Roma y Madrid. Nunca antes ningún jugador logró semejante hazaña, conquistar de forma consecutiva tres Masters 1000.

Por primera vez en su carrera, el multicampeón mallorquín ha prescindido del Trofeo Conde de Godó, que se ha adjudicado cinco veces de forma consecutiva. Muy a su pesar, renunció a tomar parte en un torneo «muy especial» para él «por motivos de calendario». Lo explicó en una multitudinaria rueda de prensa en el Club de Tenis Barcelona, una decisión que causó un auténtico impacto en el torneo que dirige Albert Costa.

El Godó no ha sido el único afectado en la decisión de Nadal de aligerar su calendario. La Copa Davis también ha sido tachado de la lista de compromisos para esta temporada. Salvo sorpresa, el mallorquín tampoco estará el próximo mes de julio en la eliminatoria contra Francia, que se disputará en París. En el horizonte, el US Open de finales de agosto y la gira americana, con Toronto y Cincinnati.

Aconsejado por el doctor Ángel Ruiz Cotorro, Nadal sabe que no lo podía jugar todo, como antes, si quería reconquistar Roland Garros y volver a disputar el título en Wimbledon. Sus tres finales disputadas allí le sitúan como uno de los aspirantes al título. Es consciente de que tendrá más rivales que en París. Son más los jugadores capaces de ganarle, empezando por Federer y siguiendo por el propio Soderling, Murray o Djokovic, entre otros. Pero no tiene nada que perder. Con la tranquilidad que da el haber recuperado el número uno, y sin defender puntos al no haber participado el pasado año, Nadal tiene poco que perder, lo que le convierte todavía en más peligroso.