La polémica suscitada por la entrada de un grupo de aficionadas holandesas que trataban de hacer publicidad subliminal es auténtica madeja, cuyos extremos ya se han resuelto y de la forma más rocambolesca. La cadena británica ITV despidió ayer a un especialista deportivo de su plantilla tras ser acusado por la FIFA de ceder sus entradas a la marca de cerveza que no es patrocinadora oficial (Bavaria) y que promovió el montaje.

Estas aficionadas (un total de 36, todas rubias y todas especialmente atractivas) fueron expulsadas del recinto e, inmediatamente, se llevó a cabo una investigación para saber a quien estaban asignadas las localidades. Y pertenecían a la televisión británica. ITV revisó el destino de las mismas y así, desandando los pasos, se llegó a la conclusión de que eran las destinadas a los amigos y familiares de Robbie Earle. Y como quiera que las entradas no pueden ser traspasadas o vendidas a terceras partes, el medio de comunicación decidió, como despedirle. Por si fuera poco, Earle es embajador de la candidatura de Inglaterra para albergar la Copa del Mundo en 2018.

Ayer, Earle sólo podía reconocer su error: «Llamadme ignorante, pero no sabía que estaba haciendo nada incorrecto».

De las 36 jóvenes, dos fueron detenidas y puestas en libertad bajo fianza de mil euros. También se han alzado voces en contra, porque las aficionadas no hacían más que ir a juego con el resto de seguidores holandeses.