Ahora sí que la alegría es completa para todos los aficionados al baloncesto. La Euroliga 2010/11 ya está aquí. Nace esta noche en Atenas, en su décimo cumpleaños con su nueva denominación, y con un duelo entre Olympiacos y Real Madrid, dos de los favoritos al título, en poder del FC Barcelona, y se estirará hasta que del 6 al 8 de mayo, en una ciudad aún por designar –apuesten por Barcelona–, la mejor competición del básket continental eche el cierre. Será tiempo para realizar sesudos análisis y confrontar datos. También para echar mano de la hemeroteca y reírse de lo que escribiremos algunos: que si tal equipo no tiene nada que hacer, que si el otro es un fijo en la Final Four...

Como nos pagan para eso, manejando datos y consultando, por supuesto, con los que más saben, les diré que, a día de hoy, el vigente campeón es el máximo favorito a revalidar su corona. No le será fácil, naturalmente. Ocurre que en tiempos de crisis, los ricos son más ricos y las diferencias con el proletariado se agravan.

Por eso, los poderosos clubes griegos, tanto el Olympiacos como el Panathinaikos, el CSKA ruso, con leve rebaja presupuestaria pero un equipazo, el siempre combativo Caja Laboral y los históricos y remodelados Real Madrid y Maccabi Tel Aviv parten como los candidatos a disputarle la máxima gloria con los azulgrana.

Los siete deben estar en los cuartos de final. Pero el básket, por suerte, no son matemáticas. Y dos más dos rara vez suman cuatro. Por eso mucho están dispuestos a decir una Montepaschi muy cambiado, un Partizán que se reinventa año tras año, los turcos Efes Pilsen y Fenerbahce Ulker, de capa caída en las últimas ediciones, y el Khimki ruso, en su segundo año en la elite con mejor equipo todavía. Y sí, también el Unicaja. Claro que sí. Todos ellos forman parte de la creme de la creme de esta Euroliga, que mantiene su formato.

Cuatro grupos con seis clubes cada uno dan vida a los 24 equipos participantes. Los cuatro mejores accederán al Top 16. Los dos más torpes se irán ´pa casa´. Una idea para Jordi Bertomeu y sus mentes pensantes. Que el quinto de cada grupo pase a integrar el bombo de la EuroCup en su segunda ronda. Como hace la Champions con la Europa League. Para que siempre haya algo en juego en las últimas jornadas, y los últimos no desvirtúen la competición.

Pérdidas irreparables

La Euroliga que hoy vive su adelanto y que completará su primera jornada entre miércoles y jueves, como siempre, no verá sobre sus parqués a cuatro grandes estrellas que han hecho las maletas con destino a la NBA. Linas Kleiza o Josh Childress, ambos ex Olympiacos, han fichado por Toronto Raptors y Phoenix Suns, respectivamente, y Tiago Splitter, ex Caja Laboral, también ha abandonado Europa para probar suerte en los Spurs de San Antonio. Nikola Pekovic, pívot del Panathinaikos, se ha enrolado con Minnesota.

Para colmo, Saras Jasikevicius, un grande entre los grandes, podría ausentarse del torneo. Ha dejado el Panathinaikos. Es agente libre. Suena el Zalgiris. Tampoco estarán Nikola Vujcic (del Olympiacos al KK Splitt) o Mario Kasun (del Efes al KK Zadar). El camino de vuelta lo han hecho Sergio Rodríguez (de Nueva York a Madrid) o Radoslav Nesterovic (de Toronto Raptors a Olympiacos).

Cambio de barrio

Otros se han mudado de ciudad, pero no de continente. Lo más gordo ha sido lo de Vassilis Spanoulis, que cambia de barrio. Sigue en Atenas, pero deja el Panathinaikos por el gran rival, el de la zona de El Pireo. Jamont Gordon ha dejado el Cibona por el CSKA y Bo McCalebb, el Partizán por el Montepaschi Siena. En el baile de bases entró también otra estrella, Terrel McIntyre, que dejó precisamente Siena por Málaga. La Euroliga ya está aquí. Que suene el «I feel devotion». Banderas al aire. Revive Europa. El espectáculo, por fin, vuelve al parqué.