Son 28 años como profesional. 23 temporadas como jugador del circuito europeo y 18 títulos. Pues Miguel Ángel Jiménez no deja de sorprender. Gracias, Miguel. Por otra lección más. De orgullo. De competitividad. De dignidad.

El malagueño, a sus 47 años, se despidió ayer del Accenture Mundial Match Play pero lo hizo por la puerta grande. Menudo espectáculo ofreció con su rival, el joven Martin Kaymer. Al final el alemán se clasificó para las semifinales tras ganar a Miguel por 1 up en un pulso no apto para cardíacos.

El torneo de Jiménez ha sido fantástico. No sólo por tratarse del más veterano de los 64 jugadores –los mejores del mundo– que se dieron cita en el primero de los torneos de la Copa del Mundo o porque el viernes eliminase al americano Ben Crane por 7&6, una de las diferencias más abultadas del campeonato.

El malagueño dio una nueva lección, esta vez en Marana (Arizona, EEUU). Dejó claro que tiene mucho que decir todavía. Que su golf mira de frente a ese ramillete de jugadores que están entre los mejores del mundo. Aunque suene a lo de siempre, no se puede dejar de destacar el mérito que tiene y su regularidad de los últimos años en la Race to Dubai. Porque planta cara a tipos como Kaymer, que de colarse en la final –al cierre de esta edición se estaban jugando las semifinales– será mañana nuevo número uno del mundo.

Ayer veíamos a Jiménez, con 47 tacos –como él dice–, un jugador de los ´clásicos´, de los que mueven la bola -ya saben, las famosas maderitas de Jiménez, alguna casi descatalogada incluso– peleando con un chavalito de 26 años y gran pegador como es Kaymer. Miguel casi siempre tiraba primero. El alemán le ganaba metros en cada golpe, pero el malagueño se defendía en un campo con un metraje monstruoso y que no le venía demasiado bien.

El día comenzó así: Kaymer firma birdie al hoyo 1. Jiménez también. Hoyo 2: Kaymer hace birdie. Miguel responde con otro. Impresionante. Nadie jamás podrá decir que al malagueño le pudo el peso del partido ante el que huele a nuevo rey del golf mundial.

Jiménez nos brindó uno de los momentos más apasionantes de este Accenture: Hoyo 14 jugado y Miguel está cuatro abajo. No hay margen. Está dormi. Kaymer había firmado seis birdies en 14 hoyos. Mucho Kaymer. Pero el malagueño no deja que el partido muera sin luchar. Que me gane. Él no baja los brazos. Miguel lleva el partido hasta el hoyo 18 sorteando dificultades y sacando punta a cada pequeño error del alemán.

En el acto final, el 18, Kaymer sacó ese hombre de hielo que lleva dentro y se sacaba un putt que dejaba el par hecho –de unos 20 metros– y obligaba a Miguel a embocar desde el rough para ir al desempate. Demasiado. Al final 1 up.

Kaymer admira y respeta al veterano malagueño, 20 años mayor que él: «Es un tipo muy majo. Me llevo muy bien con él. Tiene mucha experiencia en match play por la Ryder Cup. No sé cuántas ha jugado ya. Sabía que iba a ser difícil. Él es un jugador constante. No comete muchos errores. Salí sabiendo que necesitaba ser muy paciente y jugar mi juego para ponérselo difícil». Eran las palabras de Kaymer nada más terminar los cuartos de final.

El alemán conocía poco después que Bubba Watson sería su rival en las semifinales tras ganar a J.B. Holmes en un duelo que el segundo parecía tener controlado pero que perdió estrepitosamente. La otra semi enfrentó a Luke Donald y Matt Kuchar.