Justo cuando las críticas volvían a arreciar ante la falta de acciones para explotar el éxito logrado hace algunas semanas por el equipo nacional, los «hispanos» han reaparecido para dar nuevamente la cara. A lo grande. Como actuaron durante todo el Campeonato del Mundo. Y lo han hecho para recibir el homenaje y el reconocimiento de las más altas instancias de nuestro país, en una cadena de acontecimientos oficiales que les llevó a Moncloa y al Palacio de la Zarzuela para recoger, entre otras condecoraciones, la Medalla de Oro al Mérito Deportivo de manos de S.M. el Rey.

Los nervios afloraron días después de toda la vorágine finalista y las comparaciones no se hicieron esperar. Urdangarín, Túnez y los pasados Juegos Olímpicos, con sus «guerreras» aún en la retina, volvían a la palestra como la pésima y continuista ejemplificación de la carencia de ideas para explotar estos logros. El balonmano español murmuraba buscando una justificación a la «huida» de sus internacionales horas después de recibir en Sant Jordi el trofeo de campeones del mundo, sin más actos oficiales que una cena un tanto improvisaba y discreta. El golpe de efecto, convocando a todos los internacionales justo una semana después, justifica a los responsables federativos, que con acierto y escasos de recursos económicos, han conseguido ampliar el radio de acción del Mundial, multiplicando el eco de este nuevo éxito para el balonmano español. Espero y deseo seguir hablando del Mundial otras muchas semanas€

Entre tanto Juan de Dios Román puede retirarse tranquilo y feliz, poniendo en marcha un proceso electoral que cuenta de momento con dos candidatos a la presidencia de la Real Federación Española de Balonmano. José Javier Hombrados, portero del Atlético de Madrid, y Félix Brocate, director general de Deportes de la Comunidad de Aragón, suenan de momento como serios candidatos a ocupar el sillón federativo. El primero lo hace con la tranquilidad que supone tener un contrato en vigor con su actual equipo, lo que le permitiría defender la portería colchonera si la apuesta federativa sale rana; y el segundo, en proceso para dejar el cargo político, con la experiencia que le supuso perder los pasados comicios. Los teléfonos de asambleístas, presidentes territoriales, votantes y amigos de éstos comienzan a tarificar por todo lo alto, en busca de apoyos para definir sus proyectos y captar la atención de los electores. Los e-mail cruzan la península intercambiando información y prometiendo lo imposible caso de que unos u otros logren la victoria. Es sin duda, la parte más fea del deporte€

Lo que sí me gusta y mucho, es poder contar con el trofeo de campeones de Mundo en mi ciudad, aunque sea por un rato. El galardón llegó a Málaga el miércoles para disfrute de todos los balonmanistas. Durante toda la mañana, los aficionados al deporte se fotografiaron de cerca con el premio que acredita el último gran éxito del deporte español. El Martín Carpena fue el escenario.

Málaga acogió el pasado sábado la Copa de Andalucía femenina con un exitoso triunfo del Asisa Málaga Costa del Sol, que revalidad el éxito logrado la pasada temporada. Durante el evento se leyó el manifiesto por la igualdad y la participación de la mujer en el deporte. Varias son las preguntas que dejo en el aire. ¿Le hemos preguntado a las mujeres implicadas si a estas alturas del siglo XXI necesitan de este tipo de actividades? ¿Verdaderamente les ayudamos promulgando estas acciones? Reconozco que no me he parado a reflexionar en profundidad pero sí he tirado de teléfono antes de «tirarme al barro». Y ninguna de ellas se siente marginada o discriminada.

¿Entonces? Reclaman en cualquier caso las mismas propuestas para unos y otros. Más promoción del deporte femenino en general. Las mismas oportunidades para dirigir. Las mismas opciones para competir. Que las actividades tengan el mismo contenido, las mismas atenciones, el mismo mimo y la misma repercusión que los hombres. Que los esfuerzos sean equilibrados. Que se le pongan las mismas ganas. Con eso se conforman. No piden más. Piden, con justicia, sin demagogia, que cuando un organismo pone algo en marcha, no se les margine desde el mismo despacho donde se elabora el contenido. Que tomen nota.