Ser deportista no implica reconocimiento, luces o brillantina. Eso sólo está disponible para unos elegidos. Borja Vivas es un ejemplo de la más pura esencia del deporte. Esfuerzo y sacrificio detrás de unos resultados, que no siempre acompañan, pero cuando lo hacen la felicidad arrasa. Este malagueño, de sonrisa perenne y de discurso amable, está viviendo la mejor temporada de su ya dilatada carrera deportiva. Batir su récord personal dos veces y lograr el cuarto entorchado nacional no está al alcance de muchos. Del 10 al 18 de agosto se celebra la cita más importante del año, el Mundial de Moscú, al que llega exultante y con la rabia contenida de quien no ha podido deslumbrar en una gran cita. Es el momento de brillar.

Con la humildad de quien no es perseguido por los grandes focos, Borja se entrena en doble sesión para quitarse su espina. Criticado tras una discreta actuación en los Juegos Olímpicos de Londres, el lanzador malagueño acude, por primera vez, a una gran cita «a competir».

«Siento que es el momento de ir a un Mundial a competir, olvidándome de quién tengo delante y de coger experiencia», admite convencido el recientemente coronado como campeón de España de la disciplina, por cuarto año consecutivo. «Se ha vuelto algo rutinario, pero detrás hay mucho esfuerzo», añade.

En Alcobendas, el pasado fin de semana, volvió a dejar claro quién es la figura del peso nacional, aunque «la competencia va a más», algo que considera «positivo». En la excapital soviética, Vivas se enfrentará a los mejores, que siguen «un escalón por encima». No obstante, sin tono presuntuoso, reconoce que el año de competiciones internacionales le han «madurado» y le han hecho «perder el respeto» a quien antes miraba boquiabierto.

Su objetivo es volver «con la sensación» de que lo ha «dado todo» y sin pensar que se ha «dejado algo sin demostrar». Su discurso muestra un Borja Vivas más sereno, cauto y experimentado, aunque mantiene intacto el orgullo del principiante. «Quiero mantener las marcas que he conseguido a lo largo del año y, por qué no, luchar por estar en la final», masculla el lanzador, que cursa el curso puente de homologación al Grado de Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Católica de Murcia (UCAM).

El devenir de la temporada le ha llevado a subir su media de lanzamientos. Los 20.63 metros que alcanzó en julio, durante un control de marcas en Carranque, «es un paso importante» en su carrera. No obstante, se muestra resignado al pensar que ese esfuerzo diario, el sacrificio y el trabajo que hay detrás de ese avance, no es reconocido por el público, que, como ya ha ocurrido en los últimos campeonatos internacionales, se acordará del atletismo español ante el más que probable resultado en el medallero del Mundial. «La gente se olvida del día a día y eso es muy triste, porque esto es el deporte y conseguir grandes resultados se hace cada vez más duro», abunda.

Será el saltador Eusebio Cáceres la principal figura del combinado nacional en Moscú, una vez conocidas las listas definitivas con las que acudirá la RFEA a la cita mundialista. Para estar en ellas, los atletas han vivido «una altísima presión», a causa del endurecimiento de las mínimas para acudir a la gran cita del año en lo que al atletismo se refiere.

Para conseguir esto, la última oportunidad era el Campeonato de España, al que el malagueño acudió con el trabajo ya hecho. «Viví desde lejos la presión que otros compañeros vivieron y la verdad que lo han pasado mal», comenta. Los éxitos que la natación española está cosechando en el Mundial de Barcelona estos días responden al deporte sin adornos. Lucha, esfuerzo, coraje, casta y supervivencia. Todos esos sustantivos definen a Borja Vivas, que tratará de avanzar un nuevo escalón y hacer realidad todos esos sueños que dan sentido al deporte.