­No hubo partido ayer en Carranque. El Clínicas Rincón Costa del Sol salió ya casi rendido del vestuario y ante un rival europeo como el Mecalia Guardés, se limitó a achicar agua y esperar una ocasión mejor para lograr esa victoria que, tras siete jornadas en la máxima categoría, sigue sin llegar. Las malagueñas fueron un juguete en manos del equipo gallego, que mandaba al descanso por un contundente 6-23 y que después se relajó para ceder por «sólo» 20-37. Muchísima diferencia entre unas y otras. Entre la cuarta clasificada de la tabla y la penúltima.

Porque el Costa del Sol sigue ocupando la decimontercera plaza, igualada con Oviedo, colista de esta División de Honor. Un único empate y a esperar esa victoria. Ojalá que llegue la próxima semana, en el encuentro que las chicas de Diego Carrasco disputarán ante, precisamente, el Jomesa Oviedo. Esa sí que será una prueba de fuego para las costasoleñas. Ahí, el equipo está obligado a mostrar otra cara.

Esperemos que entonces recupere el equipo a las ausentes. Hasta cuatro bajas tuvo ayer Diego Carrasco, ya que ni Caci Mrkik ni Alba Vera se recuperaban de sus molestias, a lo que se unían las ausencias de Mina Mjaerum y Lidia Jiménez, ambas por motivos personales. Debido a todas estas bajas, Coral Ramos, que este año se encuentra con el BM Los Olivos en Plata, tuvo sus primeros minutos esta temporada con el Clínicas.

El Clínicas Rincón Málaga saltó atenazado a la pista, tardando más de cinco minutos en anotar su primer gol. Por su parte, el Mecalia Guardés convertía en gol cada ataque, haciendo mucho daño con las penetraciones desde la primera línea y, sobre todo, desde el extremo, donde Naiara Egozkue daba un recital anotador, con siete tantos que ponían, aún en el minuto 18, el electrónico imposible para las malagueñas (3-16).

Sin ánimo en su juego, también faltas de una pizca de suerte en algunas acciones, las chicas de Diego Carrasco deambulaban por la pista, errando en ataque y con un pobre balance defensivo, que castigaba el Guardés con rápidas transiciones que permitían goles cómodos desde seis metros. Al descanso ya estaba todo decidido (6-23). La amplia diferencia en el marcador y el cansancio de la Recopa hizo que el Mecalia Guardés bajase su producción, que unido a la mejora atrás de las malagueñas le provocaba más errores en ataque. Al final, 20-37.