Semana clave para el CD Algaidas-La Unidad del grupo malagueño de la Segunda Andaluza Femenina y en especial para las jugadoras María José Camacho, esposa del exfutbolista y director deportivo del Málaga CF, Francesc Arnau, y Miriam Carrasco. Ambas se encuentran «suspendidas cautelarmente» a la espera de que se resuelva el expediente por la trifulca en la última jornada liguera.

El Comité de Competición deberá culminar en estos próximos días el expediente abierto a raíz de unos hechos que el árbitro fijó a la finalización del choque que cerraba la temporada, en la visita de este equipo al feudo marbellí del CD Asociación Deportiva Pablo Picasso CF. El encuentro acabó con empate a uno y dejó a las visitantes sin opciones de subir de categoría.

Los directivos del propio CD Algaidas reconocieron ayer que aún se desconoce lo que ocurrirá respecto a lo recogido por el árbitro en el acta. Días atrás presentaban no obstante sus alegaciones ante las sanciones impuestas el pasado 5 de abril por el Comité de Competición dependiente de la Federación Andaluza de Fútbol.

Entre las mismas figura la suspensión por cinco partidos y multa accesoria de 25 euros, por «insultar u ofender al árbitro», a Estefanía Andreu Hidalgo. Pero no sólo se establece esta sanción en las filas del CD Algaidas-La Unidad. En la documentación publicada en la web de la propia Federación se argumenta: «Por remisión de la correspondiente acta arbitral en relación al partido de referencia, se ha tenido conocimiento de los hechos acaecidos a la finalización del partido, a la vista de lo cual, y teniendo en cuenta la naturaleza, entidad y complejidad de los mismos se acuerda abrir expediente y dar traslado de este a los clubs implicados para que en el plazo de 5 días realicen las alegaciones que a su derecho consideren convenientes».

Y el mismo texto finaliza con las sanciones ya mencionadas, tanto a María José como a su compañera Miriam: «Asimismo se acuerda suspender cautelarmente hasta la resolución del expediente a las jugadoras del CD Algaidas, María José Camacho Caballero y Miriam Carrasco Ramírez».

En las filas de esta escuadra deberán cumplir un partido de suspensión, pero en este caso únicamente por haber visto la cartulina roja durante el partido, tanto marina Luque -autora del único tanto visitante- como Rocío López. Por este motivo también se encuentra en la misma situación Saray Yagüe Muñoz, jugadora del cuadro local, el CD Asociación Deportiva pablo Picasso CF.

Como ya informó La Opinión de Málaga, el CD Algaidas puso en manos de sus asesores jurídicos lo ocurrido el pasado 2 de abril, al objeto de recurrir a los tribunales ordinarios lo que recogió en su acta el árbitro Israel Josué Diéguez. «Se tendría que mirar con lupa, no sólo por lo sucedido y su manotazo al niño de María José, sino también por la labor profesional que desempeña fuera de los terrenos de juego», expresaron responsables de esta entidad deportiva.

Alegaban que el colegiado recogió en su acta «un manotazo de un niño», reconociendo que no llegó a lesionarle, «cuando fue justo al revés». Matizaron que fue el trencilla el que golpeó al menor y que es incierto que su madre, la propia María José, llegase a «amenazarlo de muerte» en plena trifulca.

Fue la entrenadora del CD Algaidas, Marina Gallardo, la que le habría preguntado al colegiado «si era consciente de lo que había hecho, al poderse considerar su acción una agresión a un menor». Para la directiva del cuadro visitante, que sólo pudo arañar un empate del campo marbellí con su clasificación para la fase de ascenso en juego, «todo estaba orquestado». En este sentido, alegan que el árbitro y algún directivo local, en compañía de los asistentes, «se tiraron dos horas para redactar el anexo al acta».

«Al contrario de lo que debe ser habitual en un estadio, la directiva local permaneció en la caseta de los árbitros durante ese tiempo. Fue el vicepresidente del club local el que a gritos le dijo al colegiado que dijese públicamente que había sido el niño de María José y Arnau el que le agredió», remataban quienes como visitantes «nunca van a olvidar» lo vivido en el campo Arroyo Primero de Marbella.