El Delantal

Beluga: la cocina meridiana

Si de algo puede presumir Málaga, además de por su clima, su luz y otros tantos atributos, es, sin duda, de la gran calidad de su gastronomía y la cantera de cocineros que se han hecho un nombre en nuestra provincia

Uno de los platos del restaurante Beluga.

Uno de los platos del restaurante Beluga. / GOMA

Gastronómico

Profesionales que aman el producto y lo respetan y que han aprovechado su evolución personal para ponerla al servicio de su creatividad culinaria. Uno de estos cocineros es Diego René, que con gran capacidad de trabajo y una dirección clara cogió las riendas de Beluga y lo ha llevado a ser uno de los restaurantes señeros de la cocina mediterránea de la provincia. Lo hace acompañado de un gran equipo de cocina y sala y de Andrea Martos, su mitad en el restaurante y en la vida. Juntos han conformado un tándem perfecto para elevar una cocina llena de mediterraneidad, sabor y luz. Un concepto que ellos han bautizado como ‘cocina meridiana’ y que, ahora, con la nueva reforma del local ubicado en la plaza de las Flores de Málaga, ha tomado el siguiente nivel.

Diego René, chef de Beluga.

Diego René, chef de Beluga. / L. O.

Fruto de esta nueva evolución es su nueva carta y ‘Virazón’, el nuevo menú gastronómico que ofrecen a sus clientes. Virazón es un término que hace referencia al viento, al mar y a la costa, y en el caso de Diego debía ser así, porque él y su cocina son parte del Mediterráneo, el mar que le ha inspirado tantas veces desde su Alicante natal para ser el cocinero que es hoy.

Virazón es un viaje por la vida de Diego a través de platos muy trabajados y pensados donde funde sus raíces mediterráneas conectadas con la Isla de Tabarca, en la zona del Levante, con las raíces argelinas y francesas de su familia. Todo su bagaje personal y familiar plasmado en platos delicados, gastronómicos y con mucha técnica que le han valido la recomendación de la guía Michelin por segundo año consecutivo y el premio al mejor cocinero de la provincia que otorga cada año la Academia Gastronómica de Málaga.

Uno de los platos de Beluga.

Uno de los platos de Beluga. / GOMA

Virazón comienza el viaje con una porrilla de mar, continúa con puerro y una espuma de peces planos y sigue con un buñuelo de brandada, un caldo mantecado con huevas de arenque y un bogavante azul en salpicón de hinojo que son el preludio de lo que está por llegar. Puro sabor a mar. Las costas salinas tienen un espacio en este menú con la mojama, la caballa y el bonito, que son protagonistas de otros tantos platos. No podía faltar en este viaje gastronómico un recuerdo especial a su querida Isla de Tabarca, lugar en el que Diego encontró su vocación por la cocina, y, por supuesto, la albufera y la dehesa, representadas con un arroz como colofón. Los postres y los ‘petit fours’ ponen punto y final a un menú que no deja indiferente a quienes gustan de deleitarse con una buena mesa y que también puede probarse en su versión corta bajo el nombre de ‘Meridiano Cero’.

El maridaje y la puesta en escena acompañan con maestría a esta nueva propuesta gastronómica donde todo está perfectamente medido, donde hay un hilo conductor y un sentido que el servicio de sala conoce a la perfección y traslada al comensal.

Acompañando a Virazón, Beluga dispone de una carta muy completa de platos gastronómicos, algunos de ellos son del propio menú, donde el mar sigue siendo protagonista indiscutible y donde también hay lugar para algunas carnes y, por supuesto para una gran selección de arroces.