Camus: su raíz española

Albert Camus fue siempre un español de sangre. No solo porque sus orígenes están en el pueblo mallorquín de San Lluis, de donde era su abuela materna, Catalina María Cardona, que casó en Argel con otro hijo de emigrantes de Ciudadela, sino porque una parte importante de su acervo intelectual proviene de la cultura española, que Camus mamó y amó desde pequeño. Fue su madre la que le abrió la puerta al idioma y a la cultura española que le interesará desde la infancia y con la que establecerá un vínculo profundo que se alargará toda su vida.

Hay mucho de España en Camus y en su obra. Solo falta leer sus obras como ‘El revés y el derecho’ o ‘Estado de sitio’, así como sus numerosos escritos y colaboraciones en los que apunta a España y a sus raíces. De ahí sus adaptaciones teatrales de obras del Siglo de Oro, sus colaboraciones continuas con periódicos españoles, o sus escritos en el periódico Combat y sus piezas teatrales como esta de ‘Rebelión en Asturias’, que la editorial Altamaera acaba de rescatar y publicar. Este vínculo amoroso y permanente con lo español lo explica con detalle el profesor Alfredo Álvarez, en una hermosa introducción a ‘Rebelión en Asturias’.

La tuberculosis le impidió alistarse para combatir en España con los republicanos. Su España estaba encarnada en la de los republicanos. Admiraba a Ortega y Gasset; finalmente la amistad que trabó con María Zambrano le acercó aún más a España. La propia Zambrano escribió como Camus «ama a España de una forma profunda y apasionadamente desesperada».

En su trabajo teatral adaptará obras como La Celestina, El cerco de Numancia y otras como La devoción de la cruz, de Calderón; o El caballero de Olmedo, de Lope.

España es un país que le duele de forma insoportable y hizo lo que pudo por combatir la situación política, que le llevó incluso a donar una parte del dinero recibido por el Nobel a los republicanos españoles en la construcción de una casa en Lourmarin.

‘Rebelión en Asturias’. Es su primera obra teatral, escrita en 1935, con 22 años. La obra es conjunta con otros tres autores. Rinde homenaje a la insurrección obrera de 1934 en Asturias y representa un intento de creación colectiva, de acuerdo a la doctrina comunista imperante. Camus se había afiliado ese año al Partido Comunista, aunque apenas aguantó dos años.

La obra representa el ideal de Camus de una sociedad unida, el grupo por encima del individuo, y a la vez un compromiso activo en pro de la libertad a la que no se renuncia. La obra tiene su valor en cuanto anticipa las tres ideas claves de su obra posterior: el absurdo, la rebelión y el amor.

La pieza fija con claridad los dos bandos. De un lado los mineros y el pueblo; enfrente, los militares del ejército represor y en medio el Gobierno que hace causa contra los mineros.