En la mente (desordenada) de una estrella del pop

Jarvis Cocker no fue la estrella más grande del brit-pop, aquella nueva ola de pop británico que protagonizaron Oasis y Blur en los noventa, pero sí fue la más interesante. Su aventura con Pulp, la banda que creó en los años ochenta y explotó por sorpresa en medio de ese revivalismo pop, nos dejó algún hit pero sobre todo fue rica en gestos y actitudes arties, funcionando casi como un oasis de glamour con estilo y espíritu de clase obrera entre tantas propuestas vulgares y sin conciencia de nada. Muchos años después de esa vida de deslumbramiento bajo los focos del éxito, el músico de Sheffield ha aceptado la propuesta de escribir sus memorias, y ha hecho lo que para él tiene más sentido: ha escrito algo diferente. Y eso es lo que ofrece ‘Buen pop, mal pop. Un inventario’ (Blackie Books, 2023), un libro distinto a lo que suelen publicar otras estrellas del pop.

Con la excusa de limpiar el desván de su casa, Jarvis Cocker echa un vistazo a sus años de formación y repasa los objetos que le moldearon. Porque ‘Buen pop, mal pop. Un inventario’ no es un libro sobre sus años de éxito en Pulp, y está lejísimos de recopilar anécdotas de famoseo, cotilleos o chascarrillos. Aquí Cocker parece más cercano al espíritu de ‘Las cosas’, esa obra maestra sobre el consumismo y nuestra relación con los objetos que publicó Georges Perec en 1965, que de las típicas memorias de celebridades que tanto éxito suelen tener en su Reino Unido natal.

‘Buen pop, mal pop. Un inventario’ trata de objetos y es un curioso objeto por sí mismo, porque la maquetación del libro es particular, un meticuloso collage de todos los trastos que Cocker saca de su desván y que le sirven para hablar de sí mismo: chicles viejos, camisas de mercadillo, anotaciones juveniles sobre cómo vestir en una banda de pop, dibujos infantiles, viejas fotos, muñecos, gafas rotas, alguna revista porno, tebeos, botes de Marmite… Todo lo que acompañó al joven Cocker y el no tan joven Cocker aún guarda de forma desordenada le sirve para reconstruir su historia personal, y compartir su visión crítica del mundo. Y el truco funciona.

De nuevo, Jarvis Cocker triunfa en su propósito de jugar en las grandes ligas culturales del mainstream, ¿hay algo más convencional que publicar unas memorias?, pero consigue hacerlo a su manera: divertido, fresco, diferente pero no tan diferente como para ser minoritario. De hecho, ‘Buen pop, mal pop. Un inventario’ es más un escaparate de la juventud de la clase obrera británica de los años setenta que el libro de un famoso, que es lo que le pidieron. Y de nuevo, eso es mucho más interesante que lo que publican otros músicos, aunque sean más generosos con sus cotilleos.