La madrileña Leticia Moracho partió ayer hacia Basora (Irak), pese a las advertencias del Ministerio de Asuntos Exteriores de que su vida puede correr peligro, para ver a su hija de 10 años, cuya custodia ha sido concedida por la Justicia iraquí al padre, que se la llevó a su país en septiembre de 2006.

Moracho y su primo, Javier Preciado, viajan a Irak por sus propios medios, después de que Exteriores les dijera que no tiene posibilidad de protegerles y de rechazar la ayuda que les ofrecía el Ministerio, que consistía en ponerles en contacto con dos órdenes religiosas que trabajan en Basora para que les facilitaran alojamiento, transporte y un traductor. "Pedimos asistencia consular y nos ponen a una monja", manifestó Preciado.

El hombre relató que en septiembre de 2006 el marido de Moracho, una vez que acabó la relación con su mujer y a pesar de que mantenían un trato cordial, se fue con la pequeña a pasar un fin de semana y en lugar de quedarse en Madrid se la llevó a Basora. Dos meses después, la mujer denunció ante la Guardia Civil a su ex pareja por haberse llevado a su hija a Irak sin su consentimiento y por tenerla allí "retenida", e incluso intentó a través de Exteriores, de la embajada iraquí en España y de la española en Bagdad conseguir información y ayuda. Pasaron los meses y, según la versión del primo de Moracho, el hombre presentó una denuncia ante la Justicia iraquí para conseguir la custodia de la niña, al igual que hizo la mujer a través de un abogado residente en Basora.

El juzgado de Basora acordó que el juicio se celebraría en mayo en esa ciudad y la mujer se dirigió a Exteriores para solicitar protección si acudía al juicio. Según Preciado, él y su prima se entrevistaron el pasado mes de enero con el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, quien les "ofreció" que el personal de seguridad de la embajada española en Irak les protegiera durante su estancia en la ciudad. Preciado añade que, sin embargo, la Dirección General de Asuntos Consulares denegó poco después dicha protección, por lo que la mujer decidió no ir al juicio y a través de su abogado solicitó al juez que, si no le concedían la custodia, al menos estableciera un régimen de visitas. En la sentencia, se concede la custodia al padre y se establece un régimen de visitas para la madre, así que Leticia podrá ver a su hija Sara el días 15 de los meses impares del año desde las 8.00 horas hasta las 14.00 horas, por lo que el martes será el primer día que podrá estar con ella.

Así las cosas, Moracho y Preciado solicitaron de nuevo escolta en Basora a la Dirección Consular de Asuntos Consulares para poder ver a la niña de una forma más segura. Ese departamento, en una carta, les desaconsejó viajar por el "elevado riesgo que presentaba para sus vidas".