El Nazareno Verde llegó en la madrugada de ayer a su templo tras una larga procesión que ha durado 85 años. Intensa y pasional. Entrañable y respetuosa. Íntima y espontánea. Dolores Carrera, Lola Carrera, falleció ayer y las hermandades malagueñas pierden una de sus más importantes referencias. Una pionera, una adelantada a su tiempo, que fue capaz de abrir la Semana Santa a la mujer en igualdad de condiciones, con discreción y tenacidad, y de entender que las cofradías son algo más que hacer estación de penitencia un día al año.

Lola Carrera puso las cosas en su sitio y contribuyó, de forma inigualable, en la transformación de la celebración pasionista tal y como hoy se conoce, con sus sabias críticas y alentando a los que en los años 70 eran jóvenes a revolucionar la Semana Santa.

Pero en unos tiempos en los que la opinión de la mujer poco o nada valía, menos aún en el mundo cerrado de las cofradías, Lola Carrera tuvo que recurrir al conocido pseudónimo de Nazareno Verde para hacer oír su voz y que ésta fuera tenida en cuenta. Y se tenía. Por eso, y porque sus opiniones, la mayoría de las veces, disentían del sentir establecido y oficial cuando su esposo, Carlos Gómez Raggio, era hermano mayor de la archicofradía de la Esperanza, a la que llegó por mediación de Lola.

Ella misma. Y pese a ello, pese a los numerosos cargos de su marido, hoy viudo, histórico comerciante del Centro, teniente de alcalde del Ayuntamiento, presidente de la Cámara de Comercio, presidente del Real Club Mediterráneo y presidente de la Agrupación de Cofradías... "Lola Carrera siempre fue Lola Carrera, y no sólo la señora de Gómez Raggio", destacó ayer el historiador José Jiménez Guerrero.

Durante toda su vida fue una gran esperancista. Creó la bolsa de caridad de la hermandad. Hay incluso quien no descarta que Lola se revistiera el hábito, a escondidas, para salir en la procesión de su Virgen de la Esperanza, cuando la participación de la mujer en los cortejos estaba prohibida. "Su participación en las cofradías fue muy novedosa y subversiva. Ha hecho historia con maestría", recordaba ayer Jesús Castellanos, vicepresidente de la Agrupación y autor, junto a Lola Carrera, de varios textos. Célebre fue la participación de ambos en la Historia de la Semana Santa editada por Arguval. "Para mí, era algo más que una amiga. Era una confidente, mi paño de lágrimas de muchas alegrías y penas cofrades", añadió Castellanos.

Destacó como archivera e historiadora. Siempre quedarán, entre otras, sus obras `Anécdotas y curiosidades de la Semana Santa malagueña, `Lenguaje cofradiero de Málaga´, o `La casa de las viudas´ (una historia de los años treinta), unos libros plenos de sabor popular pero también de rigor y conocimiento.

Junto a Trinidad García Herrera ordenó y puso en marcha el Archivo de la Agrupación de Cofradías en 1987. "Yo conocía la técnica pero ella tenía una memoria prodigiosa. Aprendí con ella todo lo que sé de cofradías", señaló ayer. A la Agrupación, de la que era medalla de plata, iba casi a diario hasta hace dos años, cuando comenzó a hacerse mayor, aunque no de espíritu. En el archivo agrupacionista trabajó durante varios años con José María de las Peñas: "Era la historia viva que nos ha ayudado a todos", resaltó. Porque a Lola le encantaba enseñar.

Fue distinguida con numerosos premios a lo largo de su vida, porque fue muy querida por todos. Sólo le ha faltado tener una calle en vida, la calle `Dolores Carrera: Nazareno Verde´, iniciativa del programa cofrade `Bajo Palio´ de Canal Sur.

La misa `corpore in sepulto´ tendrá lugar esta tarde, a las 13.00 horas, en la iglesia del cementerio de San Gabriel. El jueves, a las 20.30 horas, llegarán sus cenizas a la basílica de la Esperanza, donde serán depositadas en uno de los columbarios del templo, para su eterno descanso junto a las imágenes a las que tanto rezó. La Reina de la Esperanza simbolizará el duelo de todos los archicofrades vestida de luto.