Las medidas adoptadas por el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, para reducir el déficit han provocado enromes críticas a nivel social y político. Se difiere de ellas y sobre el momento.

El Gobierno ha tenido que tomar medidas para un reajuste fiscal importante. Hacía falta, pero la cuestión es cómo y cuándo se ha hecho. Lo ideal es que se hubiera realizado antes, o el menos que se hubiera anunciado. Los mercados financieros han estado meses muy intranquilos con la deuda pública española y el Gobierno ha aplicado el ajuste por detrás de las circunstancias. Si se hubiera anunciado, se hubiese transmitido calma y firmeza y también se habría tenido más margen de maniobra para pensar las medidas.

¿Las comparte?

Podrían haber estudiado mejor si el recorte se tenía que haber aplicado necesariamente sobre los salarios de los empleados públicos y las pensiones o si no había otras partidas de gasto. Estas medidas las ha tomado en función de la presión de los mercados y para aplicarlas de inmediato. El premio Nobel Joseph Stiglitz ya avisó de que eso puede retrasar el crecimiento económico, que es precisamente la principal vía para arreglar el déficit público (que se genere más renta y que por ello podemos pagar impuestos). Estas medidas recortan las perspectivas de crecimiento, y el Ejecutivo ya ha sacado previsiones restrictivas a la baja. Porque un menor gasto público rebaja los niveles de producción y disminuye las rentas privadas de los colectivos afectados. Y es importante en una crisis (y con un Gobierno de esta ideología) ver si aumentan las desigualdades.

¿Qué reprocha al Ejecutivo?

Debería haber actuado antes en dos frentes: por un lado, haber tenido ya previsto un plan con un cálculo meticuloso de gastos a recortar, y por otro, tener ya aprobada de antes la reforma laboral. No para abaratar el despido, como muchas veces se critica, sino para abaratar la contratación, simplemente alterando los tipos de contrato. Porque los que hay no funcionan, y eso lo demuestran la gran cantidad de parados que tenemos. Con lo difícil y violenta que va a ser la recuperación, si aligeramos y flexibilizamos la forma de contratación se facilita el empleo. Es verdad que se favorece el despido barato, pero es una propuesta que funciona.

¿Cuándo tenía que haber hecho esto el Ejecutivo?

Quizás dos años antes es pedir mucho, pero un año antes sí debería haberse hecho. Tendríamos la reforma del mercado de trabajo ya hecha y un programa de ajuste fiscal anunciado con tiempo para tranquilizar a mercados. De esta forma nos podríamos dedicar a resolver el tema de las cajas de ahorro o a cambiar el modelo productivo, y no estaríamos sometidos a la presión de los mercados financieros.

¿No es injusto tener esa presión continua?

Los gobiernos son agentes económicos, y para funcionar necesitan financiación, que piden a los mercados. A cualquiera que pide dinero lo miran con lupa, examinan sus cuentas y su solvencia. Es cierto que los mercados ha sobrerreaccionado, pero el Gobierno debe enviar señales de que tiene programas viables y ganas de llevarlos a cabo.

¿Tomar las medidas más tarde de la cuenta afecta tanto?

Es que en economía son muy importantes los tiempos; las mismas medidas aplicadas en tiempos distintos no generan los mismos efectos. También influye la forma. La medida de los 400 euros que se devolvieron a los contribuyentes también se aplicó en Estados Unidos, pero allí mandaron el dinero en cheques a los domicilios para fomentar el gasto, que era lo que buscaba la medida: tirar del consumo. Aquí, los 400 euros llegaron a trozos o por compensación fiscal, pero los españoles no lo notaron y no se incrementó el consumo. La medida era correcta pero se difuminó. Eso es lo que se echa de menos, pensar más las medidas y transmitirlas.

Ha sido también muy criticada la subida del IVA por entender que es generalista y afectar por igual a capas más pudientes y a las más humildes.

No se puede vender el aumento del IVA cuando están hablando de subir los impuestos a las clases altas y asegurando que las más bajas no pagarán la crisis. Hay un problema terrible de comunicación en el Gobierno, y ese mensaje confunde al público y a los mercados (que son más rigurosos). Ven lo que dice el Gobierno y después lo que hace.

¿No es partidario de subir entonces los impuestos?

La vía para estimular la economía es mover gastos e impuestos, pero cuando estás en crisis es mejor no tocar los impuestos, no subirlos. Sólo cuando salgas de ella y necesites resolver el déficit público en que has incurrido se pueden tocar, pero si lo haces en plena crisis deterioras la recuperación del PIB.

¿Por qué la deuda pública en España es un problema tan enorme si otros países están mucho más endeudados? En España es de algo más del 50% del PIB, pero en Italia llega al 110%.

El problema ha sido la velocidad a la que ha crecido el déficit público en España. De estar en el 2 por ciento de superávit ha pasado al 11,2 por ciento de déficit en muy poco tiempo. La deuda pública española no está a niveles alarmantes (Italia, Reino Unido, Estados Unidos la tienen mayor), pero esa velocidad ha puesto nerviosos a los mercados. Piensan que el Gobierno no tiene capacidad de reacción por las cosas que dice y porque lo ven rectificar de lo que decía. Eso no da suficiente credibilidad.

¿Es un drama que las agencias calificadoras Moody´s y Fitch nos hayan rebajado el rating de la deuda pública? ¿el caso de España puede ser comparable al de Grecia?

No creo que eso indique un problema de solvencia, pero eso sí, pagamos más intereses por nuestra deuda, lo que demuestra la importancia de ser un buen alumno ante los inversores que la financian. Pero no hemos incurrido en el déficit por un derroche del Gobierno, todo hay que decirlo, sino porque la actividad económica y la recaudación de impuestos ha caído. No es el mismo caso de Grecia, donde sí hubo ocultación de las cuentas.

Se acusa al Gobierno de haber atacado nóminas y pensiones sin haber metido la tijera en otros gastos públicos.

El Gobierno se ha visto desbordado por las circunstancias y ha cortado en lo más fácil de gestionar. No se le ha visto esfuerzos en este tiempo para pensar en otras fórmulas alternativas a la reducción del gasto. Lo de suprimir ministerios es algo casi simbólico, pero reestructurar la Administración en conjunto no. Con el sistema de autonomías, hay gastos multiplicados por 17: agencias, empresas públicas, organismos intermedios... En un proceso de racionalización, y sin merma de la capacidad de autonomía de las de comunidades, estas funciones podrían ser cubiertas por agencias únicas. No sé si este análisis se ha hecho en serio o no.

¿Hay demasiado sector público en España?

No creo que esté sobredimensionado, probablemente el problema es que se necesita una mayor eficiencia con los mismos recursos. No se trata de ajustar personal sino de mejorar la eficacia. Y si en algún caso sobra personal se podría acudir a medidas no traumáticas como las prejubilaciones.

¿Pueden estar en peligro las prestaciones que cobran los parados si no creamos empleo pronto?

La sociedad debe tener un colchón para ese colectivo, y su hay un gasto público justificado es ése. El ajuste debe ir por cualquier otra vía. Las prestaciones son intocables, y más en época de crisis.

Regresemos al tema de la reforma laboral, ¿es seguro que rebajando la indemnización por despido se creará más empleo?

No sé por dónde va a salir el Gobierno, pero lo mínimo que se puede hacer es reformar los contratos buscando el tiempo indefinido y acabar con el desequilibrio entre colectivos fijos y temporales. La empresa valora siempre la flexibilidad y el trabajador podría estar indefinido y, progresivamente, incrementar el numero de días de indemnización acumulados. ¿Funcionará? Hasta que no se pruebe no se sabe pero en otros países está funcionando, y nuestras tasas de paro nunca las han tenido allí. Lo que no funciona es lo que tenemos ahora, y dejarlo como está sería una frivolidad.

Otra fórmula que plantean los empresarios es rebajar las cotizaciones a la Seguridad Social.

Podría ser un instrumento con efectos similares a los de una devaluación de moneda (posibilidad que perdimos desde que tenemos el euro y es el Banco Central Europeo el que maneja la política monetaria). Si rebajas las cotizaciones haces la economía más competitiva. Lo que el Estado deja de cobrar por la Seguridad Social lo compensaría a medio plazo con el aumento de ingresos por la renta.