Luis Garicano, profesor en la London School of Economist e integrante del INET (Institut for New Economic Thinking, una especie de consejo asesor europeo), participó ayer en la última jornada del Congreso Anual de la Asociación Europea de la Economía y la Sociedad de la Econometría (EEA-ESEM), que se ha celebrado en la Universidad de Málaga con hasta 1.500 economistas para analizar la actual coyuntura económica. Garicano, doctor en economía por la Universidad de Chicago, tiene un extenso currículum labrado sobre todo en universidades británicas y americanas. En 2007 recibió el Premio Banco Herrero para el mejor investigador económico español menor de 40 años.

Ha criticado usted cierto inmovilismo del Gobierno, advirtiendo de que se está desperdiciando un tiempo precioso. También lamenta que el Gobierno echara un pulso perdedor a la UE para tratar de obtener ayuda sin solicitar formalmente un rescate y sorteando las condiciones que exige Europa. Lo explicó gráficamente: es como si España hubiera retado al BCE a colisionar de frente cuando el Gobierno conduce un coche y su oponente, el Banco Central Europeo, un tanque

Creo que hay una ventana de oportunidad que se está cerrando. En Europa ha habido un cambio de actitud hacia España en los últimos meses, con una percepción cada vez más grande que nos coloca junto a Grecia. Esa percepción es muy peligrosa porque para que Europa haga lo que debe hacer por nosotros es necesario que confíe en España. Esa era mi crítica, el haber jugado un órdago que luego resultó ser un farol. Se trata de que haya un apoyo de Europa continuado, y eso va a requerir un grado de confianza muy alto. Y a mí me preocupa el cambio de la opinión pública tanto en Holanda como en Alemania. Se nos está cerrando la ventana por la que Europa iba a querer estar detrás de España.

¿Qué cambios importantes debería haber hecho Rajoy que no ha hecho aún?

Por un lado está el tema del sector eléctrico, que en España tiene mucho potencial de inversión que no se está pudiendo realizar porque hay una incertidumbre gigantesca sobre quiénes van a asumir los costes. Hay un déficit tarifario enorme que no se saber muy bien quién va a pagar, con una discusión horrorosa y pública entre dos ministros del Gobierno (en referencia a Cristóbal Montoro y José Manuel Soria). Por otro lado, tenemos la financiación autonómica. Ya no se trata de una chapucilla para que las comunidades puedan seguir financiándose tres meses más; eso no nos lleva a ninguna parte, Se trata de conseguir una solución duradera y viable.

¿Algo más?

Se han pospuesto demasiado las soluciones del sistema financiero. Espero que con lo que saldrá hoy -el Consejo de Ministros aprobó ayer la creación del banco «malo»- esté todo más aclarado, pero hay que pedir el dinero del sistema financiero cuanto antes y usarlo ya. Además se va a tener que hacer una reforma de las pensiones porque que se nos va a caer el sistema. La visión que yo tengo es que el Gobierno al principio pensó que simplemente con no estar Zapatero y con tener un Ejecutivo diferente iba a haber más confianza. Pero la confianza viene de las cosas que hagas, y creo que las decisiones no se han tomado con la fuerza y la rapidez que requería una crisis enorme como ésta. La economía española está ahora mismo en una situación dramática, y no se ven soluciones. Cuando las cosas están así no se pueden esperar meses para tomar medidas.

En estas condiciones, ¿estamos abocados al rescate?

Desgraciadamente yo creo que es inevitable con este panorama de desempleo, con la fuerte salida de capitales y con la impresión de que la economía se nos está cayendo. Tenemos que recuperar. Portugal, que está intervenida, nos puede servir como el mejor ejemplo. No está maravillosamente bien pero está creando muchísima confianza en Europa. La gente ve que está haciendo sus deberes.

¿Teme el Gobierno las explicaciones que deberá dar a la población si el rescate se produce?

No puede ser una prioridad del Gobierno tratar de evitar el coste político del rescate en una situación tan dramática como ésta ¿Que es difícil de explicar y que la gente se va a enfadar contigo? Pues sí, pero eso es preferible a que el país se te vaya al garete, y la impresión que hay es que existe una excesiva preocupación por el coste político que tendrá el rescate. Por eso me aterroriza el pensar que ahora se abre un periodo electoral en Galicia y en el País Vasco que puede llevarnos a otro tiempo perdido.

¿Es imposible aplicar medidas de estímulo económico?

No existe esa posibilidad porque a España no la financia nadie. Para hacer estímulos tendrían que darnos dinero. Sería fenomenal que Europa quisiera hacer un plan de estímulos pero eso tendría que hacerse a nivel comunitario. Aquí lo que ha faltado es más austeridad y muchas más reformas estructurales. La economía española tiene muchísimas ataduras y cosas que mejorar. El tema de la reforma estructural del Estado es fundamental y todavía no está ni planteado. Y toda la reforma del sector de los servicios profesionales, que podría crear mucho empleo, tampoco.

¿Qué le falta a la economía española?

Hicimos hace dos años un estudio sobre la economía española donde vimos que hay muchos elementos positivos: infraestructuras, clima, gente joven y bien formada. Pero hay un problema grande: un endeudamiento sobre todo privado muy alto que lo contamina todo y otro de competitividad. Hay que buscar la fórmula de reducir ese endeudamiento sin que caiga sobre el presupuesto del Estado, es decir, sobre los contribuyentes, porque si no te encuentras con que no se puede pagar. El problema de competividad está claramente en vías de solución pero para el del endeudamiento no se ven soluciones.

¿Se arreglará el tema bancario para que fluya el crédito?

La buena noticia de los últimos años ha sido que Europa ha concedido un préstamo barato para que España pueda sanear su sistema financiero. Sin eso no se podría hacer nada, pero ahora se trata de hacerlo. En Estados Unidos hicieron en su momento una ley y en dos meses estaba todo el dinero desembolsado. Aquí llevamos años y años con el tema financiero y todavía no se ha abonado. Es crucial que se haga cuanto antes.

Postula usted la posibilidad de que algunas autonomías opten por la independencia.

Yo creo que la situación económica puede crear una sensación de fracaso del país. Y si uno tiene el fracaso de la idea de España la gente se va a buscar otras ideas. Me preocupa mucho que en el País Vasco o Cataluña haya una clara sensación de que estarían mucho mejor solos.

¿Subiría impuestos como el IVA para rebajar cotizaciones sociales y abaratar el empleo?

Sería algo absolutamente fundamental. Está claro que no puedes devaluar la moneda pero sí puedes hacer que los impuestos recaigan más sobre el consumo interno que sobre la contratación de trabajadores. Lo que pasa es que el potencial recaudatorio del IVA va a ser muy bajo, igual que ha pasado con la subida del IRPF. La gente va a dejar de pedir facturas y el consumo va a bajar.