La UMA y HP impulsan la investigación con mejoras en el supercomputador

La Universidad de Málaga y HP presentaron ayer la renovación del Centro de Supercomputación y Bioinformática (SCBI) de la UMA, que da soporte a las necesidades de cálculo de los más de 100 grupos de investigación de ciencias, humanidades y medicina, y que servirá para impulsar la investigación en bioinformática.

La rectora, Adelaida de la Calle, el vicepresidente y director general de HP, Jose María de la Torre, y el director del SCBI, Emilio López Zapata, explicaron que la evolución del supercomputador responde a la necesidad de contar con infraestructuras de alto rendimiento en los procesos de investigación para poder llevar a cabo simulaciones de mayor dimensión.

Emilio López, director del SCBI, situado en el Edificio de Bioinnovación del PTA, resaltó que la tecnología con la que ahora contarán antes era propia de los físicos y químicos y hoy día se ha incorporado a la biología y ciencias sociales. Actualmente, existen procesos de investigación de diferentes ramas como estudios genómicos del lenguado o el pino y simulaciones solares o geográficas, entre otros.

Además, el Centro de Supercomputación y Bioinformática trabaja en colaboración con el Centro de Investigaciones Médico Sanitarias (CIMS) poniendo énfasis en la investigación de enfermedades raras, en casos de cáncer de mama y en estudios de alergia al polen y al olivo.

HP ha desarrollado un sistema de virtualización para que los universitarios puedan acceder desde un único escritorio a las múltiples aplicaciones de las que disponen. El SCBI también ofrece apoyo a la Plataforma Andaluza de Bioinformática (PAB), ubicada en el mismo Edificio de Bioinnovación del PTA, y da servicio a los investigadores de la universidad y al resto de los investigadores a nivel nacional.

La cifra de usuarios estables que presenta es de 500, tanto de índole académico como individuales o consorcios europeos. De estos 500 beneficiarios, un 20% se corresponden con usuarios de la UMA.

Tras la renovación del anterior supercomputador del año 2005 solo permanece su nombre «Picasso», al que se ha incorporado nanotecnología y se ha actualizado tanto el hardware como el software. La actividad que antes tardaba en realizarse dos días, ahora se hace en dos horas y media. Así, esta infraestructura se convierte en el tercer supercomputador más potente de la península, por detrás de los de la Universidad Politécnica de Madrid y Barcelona.