Los vecinos de Bailén se han organizado para mostrar su frontal rechazo al tranvía. No hay matices, ni alternativas aceptadas. No quieren negociar el proyecto. Simplemente no lo quieren. La posibilidad de que un tranvía recorra las calles Santa Elena, Blas de Lezo y Eugenio Gross no es aceptada bajo ningún concepto. La expresión de esta negativa es la «Plataforma No al tranvía al Hospital Civil», que agrupa a los colectivos sociales del barrio y organiza la protesta en contra del proyecto.

La reunión celebrada el 10 de diciembre en la junta de distrito de Bailén-Miraflores fue la expresión máxima de este rechazo. El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre; y el delegado del Gobierno andaluz, José Luis Ruiz Espejo, fueron recibidos con gritos del «No al tranvía». Pero detrás de este lema, hay varios argumentos que sostienen la oposición vecinal.

La falta de seguridad es una de las grandes objeciones que plantean los vecinos, que consideran que el paso del tranvía puede ser el origen de muchos accidentes. La experiencia del paso del metro en superficie a la altura del Clínico, donde ya se han producido cinco choques con coches, o del tranvía de Vélez salen a relucir en los argumentos.

El propio manifiesto fundacional de la plataforma justifica que «existen tres cruces importantes y varias incorporaciones de las calles adyacentes que aumentarían notablemente la posibilidad de accidentes». En la reunión del 10 de diciembre también se justificó que el cruce de los peatones también podría ser conflictivo.

Aparcamientos

El impacto en el tráfico es otra de las quejas planteadas por los vecinos, que considera que la reducción del tráfico por Eugenio Gross y Blas de Lezo produciría un incremento de los atascos «en otras calles y disminuiría la eficacia a la hora de conectar las rotondas». En este punto, consideran que sólo reforzando los autobuses de la zona se podría mejorar el transporte público de forma notable, compensando cualquier hipotético beneficio de un tranvía.

Las razones de la plataforma en contra del tranvía recoge una resistencia a ceder el espacio que ahora ocupa el coche privado, por el miedo a que se dificulte el acceso o su uso. De hecho, una de las críticas es que no se conocen los estudios de movilidad para darle alternativas al tráfico o sobre el acceso de los servicios de emergencias.

No olvidan los vecinos entre sus críticas la falta de aparcamientos. Calculan que se perderían más de 400 en todo el trazado por la construcción del tranvía, con el agravante de que es «una zona superpoblada de la ciudad». Además, añaden que esto supondría un «perjuicio para los comerciantes por la falta de espacios para carga y descarga».

La convivencia con el tranvía es otro de los problemas que ponen sobre la mesa, ya que le achacan «ruidos e impacto visual en las viviendas cercanas». El manifiesto fundacional de la plataforma se remite a la experiencia en Teatinos, donde los vecinos «se quejan continuamente del ruido del tranvía». Argumentan que en el trazado hacia el Civil hay calles «más estrechas» que en Teatinos y «el ruido aumenta y el impacto visual de las catenarias producirá molestias y problemas en el descanso de los vecinos».