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Obituario

Fallece Fernández-Casamayor, deán de la Catedral de Málaga

La misa de funeral será hoy a las 17.00 horas en la Catedral de Málaga

Fallece Fernández-Casamayor, deán de la Catedral de MálagaJ. A.

El deán de la Catedral de Málaga, Alfonso Fernández-Casamayor, falleció ayer a los 71 años después de permanecer quince días ingresado por una enfermedad de estómago y ser operado de urgencia. Fernández-Casamayor, que se encontraba muy débil, no pudo recuperarse tras la intervención.

El velatorio del que era deán de la Catedral se inició ayer por la tarde en la iglesia del Sagrario, comenzando sobre las cuatro de la tarde. La misa de funeral está prevista que se celebre hoy a las cinco de la tarde en la Catedral.

Fernández-Casamayor es originario del barrio de la Victoria, aunque fue ordenado sacerdote en Sevilla el 9 de junio de 1974. Se incardinó en la diócesis de Málaga en 1986, donde desarrolló una gran labor en Jesús Obrero como vicario parroquial. Ocupó diversos puestos de responsabilidad, destacando su labor como rector del Seminario de Málaga, desde 1989 hasta 2003. Desde este puesto afrontó el inicio de la renovación de las instalaciones y del plan de estudio, para adaptarlo a los nuevos tiempos y a una realidad distinta, con una menor afluencia de vocaciones.

En el año 2005, Fernández-Casamayor fue nombrado vicario general de la Diócesis, donde permaneció unos ocho años, coincidiendo con los últimos años de Antonio Dorado Soto como obispo de Málaga y la llegada de Jesús Catalá. El nuevo obispo le encomendó el puesto de deán de la Catedral, en sustitución del histórico Francisco García Mota, tras su jubilación. Compatibilizó los cargos de deán y vicario de 2009 a 2013, renunciando ese año a la Vicaría General por razones de salud.

Fernández-Casamayor recibió en 2014 el título de Capellán de Su Santidad, distinción que se le hizo entrega tras la celebración de la Misa Crismal del Miércoles Santo de ese año, reconociendo su tarea y dedicación a la Iglesia. Éste es un título honorífico que se confiere por una especial concesión de la Santa Sede a los presbíteros. Es el único que ha quedado tras la abolición que el Papa Francisco hizo en enero de 2014 de otro tipo de reconocimientos.

Alfonso Fernández-Casamayor siempre destacó como una persona muy culta, que tenía una especial capacidad oratoria, con un discurso muy ameno y que llegaba a la gente. De hecho estuvo muy vinculado al Instituto León XIII, centro dedicado a la investigación y difusión de la Doctrina Social de la Iglesia.

Tenía una gran facilidad para escribir y fue muy devoto de la Virgen de la Victoria, Patrona de la Diócesis, a la que tenía especial cariño por su vinculación con el barrio que lo vio crecer.

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