El experto redactor del Plan Director de Arbolado de Málaga, Gerard Passola, es claro a la hora de calificar los árboles, negando que ningún árbol sea molesto en sí mismo y advirtiendo que todos tienen beneficios y problemas. Calibrar éstos y analizarlos en el espacio donde se quieren plantar es lo que marca la diferencia. Así, destaca el valor de la presencia de los ficus en la Alameda, donde se han convertido en un símbolo y cuentan con espacio para su crecimiento. No así en otras calles más estrechas y que terminan afectando a la convivencia con los vecinos. La jacaranda, tan criticada y con tantos problemas de suciedad, la defiende en zonas ampliar y fácilmente limpiables. Quizá la calle Compositor Lehmberg no sea el lugar adecuado, como ocurría con las tipuanas en la calle Orfila, pero sí en otros puntos donde puedan destacar y dispongan de suficiente espacio. «No hay arboles que no tengan un coste», indica, aunque reconoce que la correcta ubicación matiza muchos de los problemas que puedan presentar.