El teatro de títeres trasciende el fenómeno artístico y puede convertirse en un elemento de un gran potencial educativo. La magia de las marionetas reside en su sencillez y son capaces aún, en la era de la tecnología y lo digital, de atraer la atención de grandes y pequeños.

Con ellas, se puede innovar. Y transmitir conocimientos en el colegio. Mientras los alumnos aprenden a confeccionar estos guiñoles, o a elaborar guiones, escenarios o decorados, también profundizan en otras competencias, de manera trasversal.

Por este motivo, una veintena de personas, entre ellas muchos docentes, han participado esta pasada semana en unos talleres organizados por el Centro Cultural María Victoria Atencia, de la Diputación de Málaga, que han sido impartidos, entre otros, por Miguel y Antonio Pino e Isabel Hurtado, de la Compañía de Peneque el Valiente, que cumple este año nada menos que seis décadas de trabajo.

«Realmente nos ha sorprendido muchísimo la inquietud demostrada por aprender», explica a este periódico Antonio Pino, quien insiste en que muchos de los alumnos de estos talleres tienen la intención de emplear las marionetas y aplicarlas en sus ocupaciones. Pero no se trata solo de hacerlo con niños en los colegios, también con personas mayores en centros de la tercera edad. O con discapacitados psíquicos o sensoriales.

Un ejemplo lo tenemos en Javier Frías, director del colegio público Custodio Puga, de Torre del Mar. Este centro de la Axarquía desarrolla desde hace cuatro años un proyecto educativo con títeres, de ahí que haya sido uno de los asistentes a los talleres de la Diputación.

María Zambrano y Cañadú

Este año, la protagonista de los teatros es nada menos que la filósofa veleña María Zambrano, aunque el personaje que sirve de hilo conductor en todas las historias es Cañadú, una marioneta creada por los alumnos de este colegio.

A lo largo del año, según explica el director, se llevan a cabo varias representaciones en el aula hospitalaria del Materno Infantil y en otras asociaciones de carácter solidario y benéfico. También en el Festival de Títeres de Vélez Málaga.

«Representamos una obra adaptada al público más joven sobre la vida de María Zambrano, para transmitir a los más pequeños la importancia de esta figura y en la que, además, se habla de otros ilustres personajes veleños como Joaquín Lobato o Evaristo Guerra, entre otros. De esta manera, se hace más fácil tratar temas filosóficos», señala.

Documentar la vida

Según el director Javier Frías, son los alumnos los que se ocupan de documentar la vida de los personajes y de interpretar los distintos papeles. Y lo hacen en el recreo, en su tiempo libre. También utilizan estos espacios de descanso durante el horario escolar para ensayar.

El grupo es reducido y está compuesto por una decena de alumnos de Primaria. Algunos empezaron hace cuatro años. Para ellos, la sencillez de la marioneta y de sus movimientos, los diálogos, las voces que se utilizan, todo el misterio que se esconde en este teatro que hunde sus raíces en un arte milenario vale más que el juego con los mejores gráficos de la última versión de la mejor videoconsola. Los títeres enseñan.