No hay nada más esencial en la gastronomía local de Málaga que el campero. Ese característico bocata que se popularizó allá por los años 70 y que se ha convertido en una seña de identidad a la que no hay quien se le resista. Un singular pan de mollete aplastado y redondo, tomate, lechuga, mayonesa y jamón cocido son los ingredientes básicos que todo campero que se preste debe tener. Los comensales que lo prefieren más completo añaden filetes de pollo, cerdo o beicon que hacen las delicias de los más exquisitos y hambrientos. Pero tenga los ingredientes que tenga, no hay lugar a dudas del éxito de este bocata.

Ahora, gracias a Iván Cortés, un benalmadense de 35 años afincado en Alemania, no sólo son los malagueños y malagueñas los que disfrutan de esta sencilla pero clásica receta, sino que gracias a su negocio de comida, El Campero Loco, los berlineses ya degustan el original campero de pollo de Málaga.

Tras dejar la capital de la Costa del Sol hace unos diez años y vivir en ciudades como Londres y Dublín, donde trabajaba como azafato de vuelos, Iván decidió trasladarse a Berlín, lugar en el que lleva viviendo más de siete años. «Es una ciudad en la que siempre he querido vivir y de la que me enamoré desde el primer día, por lo que decidí quedarme aquí», explica Cortés.

A las ganas de vivir en Alemania, le acompañaban las de montar su propio negocio, y tras una larga búsqueda de ideas que no le convencían, dio con la definitiva: un negocio de comida típica española. «Cuando empecé a planear el proyecto desde el primer momento, la idea principal era vender la comida de mi madre, sus recetas. Ella es cocinera, pero no quería tener su propio negocio, así que a eso ya me animé yo vendiendo su cocina».

Desde hace alrededor de un año y medio, Iván recorre la ciudad de Berlín en su food truck ofreciendo a todos los que pasan por las diferentes ferias y verbenas a las que asiste comida típica española. Entre su oferta gastronómica se encuentran las famosas patatas bravas, pimientos fritos de Padrón, choricitos, dátiles con baicon o el gazpacho andaluz. A todos estos platos, les hace sombra el campero de pollo malagueño, convirtiéndose en su plato estrella. «Aquí los alemanes tienen una variada gastronomía, pero carece de la calidad que tiene la española. Ellos conocen de sobra nuestra comida, pero algo tan peculiar como es un campero realizado con productos de calidad, es algo que les está encantando», destaca el propietario del Campero Loco.

Berlineses, españoles y todo tipo de turistas que se topan con su camión-restaurante quedan «prendados» de este bocata, no sólo por su sabor, sino por tu estética. «A todo el mundo le encanta nuestro campero, pero sobre todo se quedan sorprendidos por el tamaño de este, algo característico de esta comida, ese pan redondo y tan grande. Es muy habitual que nos feliciten por ello», asegura.

El pan, lo más difícil

Un campero sin ese mollete redondo, grande y aplastado, no es un campero. Cualquiera que haya comido alguna de sus variedades lo sabe. No es lo mismo si no se realiza con ese característico pan que al calentarse se queda blando por dentro y crujiente por fuera.

Conseguirlo fue lo más complicado para Iván, quien al principio optó por importarlo desde Málaga al no encontrar ninguno similar en Berlín. «Cuando comencé lo traía de allí, pero era difícil, así que me hice con la receta original del mollete de campero de Málaga y conseguí hablar con un panadero de aquí para que elaborara el pan siguiendo la receta. Ahora consigue realizarlo a la perfección y es quien me abastece de pan. Los malagueños que lo han probado dicen que es increíblemente igual y buenísimo. Se podría decir que está hecho allí».

Como un negocio de temporada, desde el mes de abril hasta octubre, Iván recorre todo Berlín sirviendo comida andaluza y haciendo que cada vez más personas puedan disfrutar de este popular campero de pollo malagueño, ahora gracias a él, conocido internacionalmente. Para los que viajen en las próximas semanas a la capital alemana, encontrará al Campero Loco hasta el 11 de septiembre a partir de las 15 h en la Republik Berlin de Biergarten en Köpenicker Straße, y el 5 y 6 de octubre en Kürbisfest en el barrio de Schöneberg.