Hay quien ya lanza como un arma arrojadiza contra la clase política la metáfora-dilema de que si ahora hubiese elecciones podríamos elegir entre ir a votar con la nariz tapada o con mascarilla. Y también existe quien en el lodazal de las redes sociales tira la piedra sin la necesidad de esconder la mano y defiende que, a veces, «en el Sálvame hay más nivel que en el Congreso de los Diputados».

Si ya de por sí estaban agitados en los últimos años, los mentideros políticos españoles han saltado por los aires en cuanto ha hecho acto de presencia una situación límite como la que arrastra la crisis con varios frentes abiertos del coronavirus.

Sin ir más lejos, también empezamos a corroborar que los cambios a los que obliga la ‘nueva normalidad’ van a ejercer como los valleinclanescos espejos del madrileño Callejón del Gato y deformarán la realidad para mostrarla tal y como realmente es.

Ahí está esa imagen del pleno telemático de la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol Oriental en la que una concejala del Partido Popular en la marítima localidad de Torrox, Paola Moreno, aparece participando en la sesión desde la recién abierta playa y recostada en una tumbona de un popular chiringuito de la zona.

Que la postal se produjese el mismo día en el que entraba en vigor la fase 2 en la provincia de Málaga y la posterior versión ofrecida por la edil, que apelaba a su doble faceta de madre y de cargo público, no contribuyeron a mejorar la cosa.

En cuestión de horas, la política arrojó a su paso por la Axarquía malagueña sendos objetos tan ociosos como una hamaca y un bumerán, que en este último caso regresó en forma de moción de censura.

El Partido Popular osciló en esta comarca malagueña la semana pasada entre la polémica de su reincidente concejala de Torrox y la preparación del asalto -ya urdido en marzo- a la alcaldía de Cómpeta, que se formalizará hoy mismo.

Otro temblor axárquico

Cuando las manecillas de los relojes acaricien el mediodía, lo que antaño era conocido como la hora del ángelus, en Cómpeta se celebrará un pleno en el que con casi total seguridad comenzará como alcalde el socialista José Moyano y concluirá con Obdulio Pérez, del PP, haciéndose sonriente la tradicional foto con la vara de mando.

Esta posibilidad de cambiar de alcalde la puso, inicialmente, en bandeja Ciudadanos, que le retiró su apoyo de dos miembros a los socialistas. A esto se unieron las discrepancias con el regidor socialista de los otros dos ediles de Por Mi Pueblo, que finalmente acudieron junto a los cuatro concejales del PP para poner en marcha la moción de censura que, si se cumple la lógica, le dará al mediodía de este lunes el gobierno de Cómpeta a ambos grupos municipales, después de que la intentona quedara interruptus durante el confinamiento.

La misma semana en la que se decretó el estado de alarma comenzó con el anuncio de esta moción de censura en el municipio de la Axarquía. También era lunes y, desde entonces hasta ahora, han transcurrido justo tres meses que jamás se les olvidarán a todas las personas del mundo que los han vivido.

El día 9 de marzo, los cuatro ediles del PP en Cómpeta y los dos representantes de Por Mi Pueblo (PMP) registraron el documento con la intención de arrebatarle la alcaldía al PSOE, que comenzó el mandato gobernando con solo tres ediles propios en un tripartito basado en el apoyo de dos concejales de PMP y otros dos de Ciudadanos.

Este acuerdo puso fin a tres décadas de mayorías absolutas en la localidad del Partido Popular, que ahora regresaría al poder en uno de sus grandes feudos malagueños tras haberse ausentado solo un año en el sillón de mando.

Esta moción de censura debe ser entendida en el contexto de ciertos movimientos políticos que se habían producido justo antes de la parálisis que ha traído la crisis del coronavirus.

Para aquel entonces, el temblor axárquico ya se había confirmado como el nuevo fenómeno atmosférico-político con el que los dos grandes partidos vienen ajustando últimamente sus cuentas.

En el caso de Cómpeta, quizás haya de fondo claves que no se entienden sin el fracaso de otra moción de censura anterior con la que Ciudadanos y el PP iban a derrocar el pasado mes de enero a la alcaldesa socialista de Alcaucín, Ágata González.