En 1960, el Ayuntamiento de Málaga inauguró una placa conmemorativa en la que fuera la casa del poeta Vicente Aleixandre, en calle Córdoba, con una referencia a la «Ciudad del Paraíso», como el poeta sevillano llamó a su ciudad de adopción. El texto está correctamente acentuado y no cuenta con ninguna errata.

60 años más tarde, la gesta ortográfica no ha podido repetirse. Como el lunes adelantó La Opinión, la Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre denunció varios errores de transcripción del poema 'Ciudad del Paraíso' en la Travesía del Pintor Nogales, una sugerente reforma en madera que en el lugar de en el Parnaso, ha entrado en el campo del ridículo.

Por cierto, que además de las erratas que mencionó la asociación, y que incluyen el no respetar siquiera la versificación del poeta, hay que recordar al responsable del desaguisado que las palabras «caída» y «días» siempre han llevado acento, hasta ahora. En la foto que acompaña esta crónica se han subrayado en rojo los fallos señalados por la asociación, así como los encontrados por esta sección, que ha cotejado el texto municipal con una edición de la editorial Losada de 1967 de 'Sombra del Paraíso' (el volumen que incluye el poema).

La chapuza está en 'periodo de garantías' y la Gerencia de Urbanismo la retiró el martes. Toda la instalación nos cuesta 60.000 euros. Poco arreglo tiene salvo rehacer el poema entero.

En cualquier caso, no es un incidente aislado, las instituciones malagueñas tienen un problema 'endémico' cuando se trata de inmortalizar la expresión escrita en mármol, piedra o paneles informativos. Sin duda, la merma de las Humanidades ya nos está pasando factura.

Recordemos que esta sección ya sacó a relucir varias meteduras de pata, una de ellas de la Autoridad Portuaria, cuando a la entrada del Puerto, en acero corten, una placa confundió al rey Habsburgo que visitó las obras del Puerto de Málaga en 1624 - Felipe IV- con el primer Borbón, Felipe V, que nunca pisó nuestra ciudad.

La errata regia, todo hay que decirlo, fue enmendada. Pero hay más ejemplos: en el suelo de la calle Alcazabilla, cerca de El Pimpi, la inscripción en latín de unos versos del poeta antequerano de nuestros días, José Manuel del Pino, luce la errata 'tranquilitas', pues en latín se escribe 'tranquillitas'.

Además, recientemente hablamos de varias erratas en el cuadro alegórico de la sede del Colegio de Abogados y que reproduce (mal) el lema en latín de los abogados malagueños.

Y no hay que olvidarse del supuesto derribo de un oratorio del Puerto por una armada de Flandes, un hecho que jamás se produjo, pese a que de ello da fe (y ojalá que lo hayan quitado por vergüenza torera) un panel informativo del Muelle Uno.

En la ciudad de la Cultura, la cultura general no es que nos sobre precisamente, empezando por nuestras instituciones.