Crónicas de la Ciudad

La calle Gaztambide, aún una película de catástrofes

Se desplomó un tramo en enero de 2020 y sigue igual, para impaciencia de los vecinos. Aunque las obras iban a comenzar a finales de septiembre no ha podido ser

El tramo desplomado en enero de 2020, en una foto de este mes.

El tramo desplomado en enero de 2020, en una foto de este mes. / Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Las películas de catástrofes, con la que el público se removía en los asientos de los cines en los 70 han dejado de estar de moda. Muchos son los factores y no sólo porque Charlton Heston, un fijo en este género, se haya caído del cartel.

Una causa puede radicar en que las producciones de Hollywood incluyen cada vez más detonaciones, choques de helicópteros, voladuras de trenes y otras menudencias para que el espectador capte la tensión psicológica de la trama, siempre que pueda escuchar algo entre tanto puñetazo, trueno o estruendo. Todo esto hace que las películas de catástrofes ya no sean un ‘oasis de decibelios’ como antes.

Además, los últimos terremotos, inundaciones, confinamientos y erupciones volcánicas han convertido la catástrofe en el pan nuestro de cada día, así que tendrían que explotar muchos aviones, trenes, aeropuertos y zepelines para que triunfara otra vez una película de este tipo.

De cualquier forma, una manera de evocar este género todavía la encontramos en el nuevo barrio de Las Virreinas, en la calle dedicada al compositor navarro de zarzuelas Joaquín Gaztambide.

La noche del 24 enero de 2020, un día después del famoso granizo que transformó algunos de nuestros barrios en pueblos suizos, un tramo del muro próximo al Guadalmedina se fue de rositas y con él se desplomó un trozo de la calle.

Jesús Manuel López, en el tramo desplomado y con las vallas tiradas de la calle Joaquín de Gaztambide, esta semana. | PAULA GUARDIÁN

El tramo desplomado, con las vallas tiradas de la calle Joaquín de Gaztambide, esta semana. / PAULA GUARDIÁN

De inmediato, el Ayuntamiento cortó el tráfico y valló la zona desplomada. 21 meses más tarde todo sigue en igual, es decir, que la farola que cayó al paseo junto al río sigue tumbada y tomando el sol y con el paso de las estaciones, la vegetación se ha abierto paso al pie de las aceras.

Además de una película de catástrofes, con un poco de postproducción, en la calle Joaquín Gaztambide se puede rodar cualquier serie y anuncio sobre el último ser humano sobre la Tierra con sólo pasearlo arriba y abajo por estos andurriales.

Claro que lo que los vecinos quisieran de una vez es ver la calle repuesta del sofoco. De momento tendrán que esperar porque, aunque las obras estaban previstas para empezar el 28 de septiembre, la empresa encargada tiene problemas con el suministro de materiales, informa la Gerencia de Urbanismo.

Mientras tanto, quién sabe si no han sido de nuevo los conductores más vivillos quienes han ‘reestablecido’ el tráfico por esta insegura calle, todavía sazonada con topes de plástico.

Tomen nota: calle Joaquín Gaztambide. Desde enero de 2020, pura catástrofe.