Crónicas de la ciudad

La maltrecha verja del Paseo de Don Juan Temboury

En los 22 años de esta sección resulta tan clásico como un Madrid-Barcelona hablar de la decrépita verja de este paseo, frecuentado a diario por cientos de turistas

Estado actual de la verja de este frecuentado paseo turístico.

Estado actual de la verja de este frecuentado paseo turístico. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Hace pocos años que se ha puesto de moda la expresión ‘El clásico’ que, lejos de referirse a Don Quijote de la Mancha, El Lazarillo o La Odisea, en realidad es como se denominan ahora los encuentros entre el F.C. Barcelona y el Real Madrid.

Que tanta gente siga fascinada con la predecible liga española de fútbol, cuando entre los dos equipos han ganado 60 ligas de 90 disputadas, es un misterio sólo comparable con la liga escocesa -y en los últimos años, con la alemana y la francesa-.

En nuestra ciudad, un misterio y también ‘un clásico’ es cierta cuestión que, de forma cíclica, planteamos en esta sección desde hace 22 años, sin que hasta la fecha los responsables del Ayuntamiento de Málaga se hayan dado por aludidos y eso que pueden otear el estropicio desde las ventanas del Consistorio que dan a la calle Guillén Sotelo.

Detalle de la verja, con el Rectorado al fondo.

Detalle de la verja, con el Rectorado al fondo. / A.V.

Se trata de un lugar recorrido a diario por cientos de personas, en su mayoría visitantes nacionales y extranjeros, que pasan de un vergel a una precaria e insegura instalación municipal en cuestión de metros.

Es la sensación que tendrán muchos de los que recorran los preciosos Jardines de Puerta Oscura, ensueño hispanoárabe salido del ingenio de Fernando Guerrero-Strachan Rosado, y que continúen por el camino que enlaza con el Paseo de Don Juan Temboury para bajar hacia la entrada de la Alcazaba.

Los setos, palmeras, ficus, jacarandas, fuentes y cipreses cederán el sitio a una espléndidas vistas del Palacio de la Aduana, el Rectorado y el verdor del Parque, sólo que escoltadas, como dudoso elemento de seguridad, por una destartalada verja de hierro que, a lo largo del paseo, presenta ondulaciones bastante inquietantes, así como tramos en los que han desaparecido las puntas de las flechas ornamentales (flechas para que no se las salte un galgo).

La oxidación, además, ha dejado el agarre con la piedra del muro de Guillén Sotelo en precario y de hecho en algún punto está resquebrajada y hay un tramo de ladrillo surcado por una gran grieta.

Grieta en la base de la verja, con la calle Guillén Sotelo debajo.

Grieta en la base de la verja, con la calle Guillén Sotelo debajo. / A.V.

Es un misterio que un elemento seguridad vecino de la sede consistorial y junto al que transitan tantos visitantes al día, luzca tan descuajaringado.

Ahora que recientemente se ha mejorado la Travesía del Pintor Nogales, sería el momento de preocuparse por el estado de la maltrecha verja de seguridad de este olvidado paseo.

¿Tanto dinero costaría rehabilitarla por tramos? El día que nuestros munícipes se animen a darse una vuelta por aquí, quizás se caigan del caballo. O del coche oficial.