El impacto del calentamiento global aumenta el número de refugiados climáticos

Las migraciones climáticas son aquellos desplazamientos de personas que, por cambios repentinos o progresivos en su entorno debidos a los efectos del cambio climático, se ven obligadas a abandonar el lugar en el que viven. En los últimos años, la cifra de estos desplazamientos se está incrementando como consecuencia de los desastres naturales y del impacto del calentamiento global. La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) alerta así del aumento de refugiados climáticos.

En los últimos diez años se han producido 21,5 millones de desplazamientos a causa de desastres. A finales del pasado año, al menos 7 millones de personas se encontraban desplazadas internamente alrededor del mundo por estos motivos, informa CEAR. «Las cifras nos desvelan un problema de enorme magnitud. Entre 2010 y 2020, los refugiados por motivos climáticos fueron más del doble que los ocasionados por los conflictos y las violencias».

Las causas de los desplazamientos forzados por el cambio climático y la degradación medioambiental son «muchas y diversas». La pérdida de la biodiversidad, el aumento de la temperatura de la atmósfera y océanos, el deshielo, el aumento del nivel del mar, la desertización y los fenómenos meteorológicos extremos son las más comunes. Además, advierte CEAR, «estos efectos del calentamiento global a menudo se entremezclan con los de la degradación medioambiental ocasionada por actividades humanas».

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Pese a que son los países del Norte del mundo los que más han contribuido al cambio climático, son los países del Sur los que sufren sus peores consecuencias

Algunas de ellas son los grandes proyectos de infraestructuras y agroindustria, la sobreexplotación de recursos naturales -minería, petróleo, gas...- o la contaminación. En este sentido, la organización denuncia que «pese a que son los países del Norte del mundo los que más han contribuido al cambio climático, son los países del Sur los que sufren sus peores consecuencias».

Los países con más desplazados son Afganistán, con 1,1 millones de desplazados; India, con 929.000 desplazados, y Pakistán, con 806.000 desplazados. Los siguen Etiopía, Sudán, Bangladesh, Níger, Yemen, Kenia y Vietnam. De cara a los próximos años, las previsiones no son halagüeñas y los principales organismos estiman un importante incremento de migraciones climáticas. Así, el Banco Mundial prevé que para el año 2050, la cifra total de desplazados supere los 216 millones de personas. Naciones Unidas, por su parte, estima 250 millones de refugiados por motivos medioambientales. Otras fuentes, advierte CEAR, alertan de que esta cifra podría superar los 1.000 millones.

Ante este escenario, la entidad señala que «es un problema al que no podremos dar respuesta únicamente a través de mecanismos de ayuda humanitaria». CEAR denuncia que las lagunas todavía existentes en la normativa internacional de protección de los derechos humanos deja en una grave situación de desprotección a todas las personas desplazadas a causa del cambio climático: «Los Pactos Mundiales de Migración y Refugio han dejado escapar la oportunidad de reconocimiento a nivel internacional de un estatus legal para las personas refugiadas por motivos medioambientales».

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Avances en la legislación

Las migraciones climáticas son una problemática que debe atajarse desde distintos niveles. En este sentido, CEAR señala que ya se han conseguido algunos avances. A nivel internacional, en el año 2015, el Acuerdo de París abordó la migración como consecuencia del cambio climático. Por su parte, aunque no atajen de manera directa los desplazamientos por motivo del calentamiento global, tanto el Pacto Mundial de Migraciones de 2018 como el Pacto Mundial de Refugiados del mismo año prestan atención al impacto del cambio climático, la degradación medioambiental y los desastres naturales en los desplazamientos.

No obstante, aún queda mucho camino por andar y la Comisión Española de Ayuda al Refugiado traslada una serie de consideraciones. «La primera es la de garantizar siempre el principio de no devolución a todas las personas desplazadas por motivos medioambientales». Del mismo modo, la organización señala que «se podría otorgar la protección subsidiaria a aquellas personas que se ven forzadas a huir como consecuencia del cambio climático y la degradación». Asimismo, «podría aplicarse el artículo 46.3 de la Ley de Asilo sobre la posibilidad de conceder autorización de permanencia por razones humanitarias a los desplazados medioambientales».

Así, CEAR incide en la necesidad de reflexionar sobre «una nueva definición o categorías complementarias, legales e internacionales, de refugiados que tengan en cuenta los efectos climáticos y ambientales sobre la movilidad humana.

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