Adicción

Los casos de dependencia al teléfono móvil en los jóvenes malagueños se disparan

Un estudio elaborado por investigadores de la UMA evidencia la relación entre los estados de ánimos negativos y el uso erróneo del ‘smartphone’ en los estudiantes de entre 12 y 19 años en la provincia malagueña, que se ha incrementado en un 30 por ciento

Cada vez más jóvenes malagueños son adictos al teléfono móvil. | L.O.

Cada vez más jóvenes malagueños son adictos al teléfono móvil. | L.O. / ISABEL R VALLEJO. málaga

Isabel R. Vallejo

Tener el teléfono móvil en la mano es un hábito totalmente integrado en nuestro día a día. Muchos jóvenes se despiertan y se acuestan mirando el móvil. También juegan, trabajan, socializan e, incluso, realizan tareas del hogar con esta imprescindible herramienta. Alguna vez han tenido que volver a por su ‘smartphone’ a casa para no estar todo el día incomunicado. En definitiva, el teléfono móvil ha pasado a ser una extensión de nuestro cuerpo en los últimos años.

Sin embargo, el móvil, ese que poseen un 98,8 % de los hogares de la provincia de Málaga y con el que el 86,9% de los malagueños acceden a internet -según la Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de la Información y la Comunicación de los hogares de Andalucía de 2019– está generando, en algunos casos, una grave situación social donde los adultos, pero sobre todo jóvenes, salen especialmente perjudicados.

La palabra es «dependencia o enganchada», pero no «adicta», tal como ha explicado la investigadora y psicóloga Christiane María Arribillaga. De hecho, en la última clasificación de enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (OMS) «siguen sin utilizar la palabra adicción y hablan como patología de un Trastorno Mental del Comportamiento producido por la dedicación en exceso a Internet, al videojuego online y a la ludopatía», reconoce.

Los malagueños dedican aproximadamente una media de 3 horas y 51 minutos al día con el teléfono móvil, según un estudio de Rastreator. Lo que se traduce en alrededor de dos meses al año de su vida mirando la pantalla del teléfono móvil. Sin embargo, hay jóvenes que pasan muchas más horas. «El uso excesivo del móvil es un indicador destacable para reconocer si se está dando un mal uso del móvil, pero no es el más importante. Usarlo muchas horas no siempre significa estar enganchados, no hay que alarmarse. La sociedad tiene que tener claro si lo esta usando por trabajo o algún motivo especifico o por la necesidad que le ha generado», asegura Arribillaga.

Entonces, ¿cuál es el indicador determinante? Un estudio elaborado por el grupo 'Applied Positive Lab' del que forman parte los investigadores de la UMA Christiane Arribillaga, Natalio Extremera y Lourdes Rey, señala que tiene que ver con el estudio de los síntomas y el estado de ánimo de las personas. «Parece que las personas que están experimentando más emociones negativas o cuentan con más depresión, ansiedad, mayor nivel de estrés, son las que de cierta manera son más propensas a utilizar de forma problemática los teléfonos móviles. Me siento mal, me pongo a ver las redes sociales en el teléfono o veo fotos que tengo en el dispositivo o verifico todas las aplicaciones», ha reconocido la coautora de la investigación, Arribillaga.

A pesar de que la investigación sigue en estudio todavía, la psicóloga, Christiane Arribillaga, ha reconocido que ha subido el porcentaje del uso problemático del teléfono móvil cerca del 30%.

La preocupación no llega solo a investigadores interesados en el tema. En las consultas de los psicólogo y fundaciones también se ha notado el crecimiento de esta problemática. «Aunque la tecnología y los teléfonos móviles llevan años formando parte de nuestra vida, su rápida evolución y la pandemia han provocado que se acentúen más estos casos», ha señalado la directora del área de prevención de adolescentes de Proyecto Hombre, Virginia Pérez, a lo que añade que los pacientes no llegan a consulta reconociendo que sufren esa dependencia: «En su mayoría son adolescentes que vienen a consultas obligados por sus padres o recomendados por trabajadores sociales, pero en la mayoría de casos no los traen pensando que sus hijos tienen un problema con el teléfono, sino porque ven en ellos una conducta negativa».

Los jóvenes en redes sociales

Hay que tener en cuenta que muchas veces, el teléfono móvil es solo «el canal por el que podemos acceder a otras adicciones como las redes sociales o los videojuegos», explica Arribillaga. De hecho, la directora del área de prevención de adolescentes de Proyecto Hombre ha asegurado que en la mayoría de casos de chicas que acuden a por ayuda tienden a escudarse en las redes. «Les importa dar una buena imagen y que se les reconozca por redes sociales», mientras que en el caso de los chicos tienden a escudarse en los videojuegos para «demostrar fuerza o poder».

Malestar y problemas

El mal uso del teléfono móvil también puede provocar diferentes problemas para la salud y afectar a la rutina. Uno de los principales problemas es que afecta a la concentración tanto en el ámbito académico como laboral; Provoca peligro en la circulación, mirando el teléfono de forma constante, aparecen riesgos tanto para conductores como para peatones.

En el caso mental, el tiempo dedicado al móvil lleva a un estado de aislamiento social que impide las relaciones con las personas, además de aumentar el estrés o la ansiedad. También existen consecuencias negativas físicas para la salud, afectando a la vista, las cervicales e incluso alterando la calidad del sueño.

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