Nuevas costumbres

¿Propina obligatoria? El debate llega a la hostelería de Málaga

En ciudades como Madrid o Barcelona existen establecimientos que incluyen la propina en el ticket - Ahora la pregunta se centra en si otras provincias deben o no copiar este modelo americano

Un camarero atiende a unas clientas en un establecimiento en Málaga.

Un camarero atiende a unas clientas en un establecimiento en Málaga. / Álex Zea

Chaima Laghrissi

Chaima Laghrissi

Dejar propina en un bar o un restaurante suele ser sinónimo de un buen servicio. Un acto que es frecuente que varía dependiendo del país que se visite.

En Europa o Estados Unidos dejar propina es obligatorio, ya que va implícito en la factura. De hecho, en Estados Unidos la media de una propina suele ser del 20%. Si la atención ha sido muy satisfactoria puede alcanzar el 25%, mientras que un 10% o menos se puede considerar como un mal servicio y supone una ofensa.

En países como España es más un acto de reconocimiento al trabajo del camarero. Aunque la propina americana ya ha llegado a los bares españoles. En Madrid o Barcelona existen establecimientos que incluyen la propina en el ticket. Ahora el debate se centra en si el resto de ciudades deben o no copiar este modelo: ¿Debe ser la propina un acto voluntario u obligatorio?

La propina al estilo americano no es algo nuevo para los bares de Málaga. De hecho, existen algunos que ya cuentan con este modelo. Establecimientos, generalmente frecuentados por turistas extranjeros: «En mi trabajo la propina viene incluida en el ticket, suele ser de un 10%», cuenta Imanol Jiménez. Este malagueño es barman en un local de Puerto Banús.

La ubicación de su negocio tiene mucho que ver con el modelo de propinas obligatorias: «No es lo mismo un bar hecho por y para turistas y ubicado en Puerto Banús, a un bar en otra localización. Ellos tienen esa mentalidad de que la propina debe ser obligatoria», explica.

Para Jiménez, las propinas son una gran parte de sus ingresos, ya que «puedo llegar a cobrar entre 400 y 500 euros más». A pesar de ser beneficiario de este plus, considera que no debería imponerse sino que debe ser un gesto de voluntariedad: «Entiendo que una persona vaya a un bar con el dinero justo o que no quiera pagar más porque considera que el servicio no ha sido el adecuado. Al final no va a haber camareros con iniciativa de hacer las cosas bien».

Modelo diferente

Josue Moreira conoce de primera mano la llamada propina americana. Este malagueño trabajó durante tres meses como camarero en Nueva York, una ciudad donde el mínimo en propinas es el 20%: «Ahí la propina era obligatoria y va íntegra a los camareros, porque el convenio se rige así. Es de lo que se vive», cuenta.

Aún así cree que el modelo no debe implantarse en su ciudad natal: «El concepto de propina dejaría de tener sentido como tal. Si se implanta sería un desgaste para el bolsillo del cliente, además cobrar más o menos no debería depender de la propina», manifiesta.

«Yo conseguí abrir el bar gracias a las propinas que gané en Inglaterra», afirma Río, propietario del bar de El Muro, ubicado en el Centro de Málaga. Como hostelero es partidario de que la propina sea voluntaria, salvo en algunos casos: «Me parece bien que se imponga a grupos grandes, porque te impiden que prestes un buen servicio al resto de las mesas porque tienes que presentarles más atención».

Mahos

Desde la asociación de Hosteleros de Málaga abogan por la propina como acto voluntario, y sin establecer un mínimo: «Es lo que el cliente quiera dejar, el cliente premia un servicio que considera bueno», asegura Fernando Martínez, vicepresidente de Mahos.

Sobre este debate, Río recalca que «en España tenemos poca tradición propinera. Para ser un bar de copas, nos dejan buenas propinas, no tenemos queja, pero es verdad que el público extranjero deja más».

«Veo complicado que los bares y restaurantes malagueños vayan a funcionar», opina Imanol.

Las voces contrarias a esta implantación centran su argumento en que si la propina se convierte en obligatoria, «beneficiaría a los empresarios»: «Nuestro modelo de negocio no es ese, aquí el sueldo no depende de la propina. El sueldo lo paga entonces el cliente, porque los empresarios pueden aprovecharse de la situación y bajarles el sueldo a los trabajadores», asegura Carlos, camarero.

Otros como Moreira optan por «mejorar el convenio de los trabajadores»: «El convenio no se ajusta a la realidad». Mientras que Rio y Fernando recalcan que la propina «no puede enriquecer al empresario, eso es de los camareros. No tenemos ningún beneficio de ella».